La furgoneta como espacio de encuentro - Alfa y Omega

Lleva más de 18 años viviendo en la ciudad. Llegó de su país natal con sus dos hijas, cuando aun eran pequeñas (hoy una es dentista y la otra estilista). Le ha sucedido como a muchas mujeres: el anhelo por llevar adelante a sus hijos e hijas les hace poner en segundo lugar el buscar tiempo para sí mismas, para construir círculos sociales, sororales, de encuentro.

En esta ocasión, con un grupo que participa en la Delegación de Migraciones fuimos al Alto Tajo a disfrutar del imponente río, de la belleza de la naturaleza y de las majestuosas montañas que acompañan todo el paisaje natural que tenemos en la provincia de Guadalajara.

Ella venía admirada. Cogió su móvil y empezó a grabarlo todo. La vista era imponente y majestuosa y ella seguía extasiada. En algún momento comentó: «Voy a ir a la estación de autobuses y a empezar a tomar algún autobús para que me lleve hasta el final, a donde me lleve, para conocer más el país». Estaba tan anonadada ante tanta belleza natural que la llenaba el deseo de explorar el horizonte, de vivir la vida más allá del trinomio casa-trabajo-hijas.

El viaje fue placentero, aunque por problemas técnicos estuvimos cinco horas en carretera. Tiempo suficiente durante el que la furgoneta se convirtió en un campo fértil de encuentro, interculturalidad, sororidad y fraternidad. Todos éramos de diversos lugares del mundo: Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Venezuela, México, Italia, España y Paraguay. Desde la diversidad de temperamentos, visiones, previsiones y liderazgos intentamos resolver las pequeñas adversidades que encontrábamos y aprovechamos las dificultades para poner en común nuestros saberes, de forma que pudiéramos dar continuidad al viaje y llegar al final.

Tejer tanta alteridad es un arte que requiere la voluntad y disponibilidad de todas las personas, traspasar esquemas e individualidades para alcanzar un objetivo común: llegar al Alto Tajo, encontrar un espacio para descansar, comer, meternos en el río, nadar, tomar fotografías y capturar el momento de hacer historia y sembrar un germen de diversidad, comunión y comunidad.

¡Ah, cuántas oportunidades de vivir el Evangelio y seguir siendo Iglesia aquí, en lo concreto, donde se traspasa el individualismo sin perder la unicidad y se construyen comunidad y comunión desde la diversidad!