Obispos de todo el mundo piden a Israel «vacunas accesibles para los palestinos» - Alfa y Omega

Obispos de todo el mundo piden a Israel «vacunas accesibles para los palestinos»

La primera primera peregrinación virtual de obispos a los santos lugares ha constatado las consecuencias de la pandemia

María Martínez López
CRS ha distribuido en Gaza 1.000 pantallas faciales, 230.000 mascarillas quirúrgicas y 2.500 mascarillas KN95. Foot: CRS / Mohammed Al Reefi

Gaza puede ser uno de los últimos lugares del mundo a los que llegó el coronavirus. El férreo bloqueo de Israel y las medidas preventivas establecidas por Palestina lo evitaron hasta agosto. Pero, una vez entró, hizo los mismos estragos que en otros tantos lugares, con 48.000 casos, 484 muertes, y la sobrecarga del sistema sanitario. Según datos del Ministerio de Sanidad palestino, en los hospitales de este enclave costero faltan el 44 % de las medicinas básicas y el 30 % de otros suministros médicos. «Durante diciembre, dejaron de hacerse pruebas de COVID-19 por la falta de varitas» para tomar las muestras, explica Bassam Nasser, responsable de la oficina en Gaza de Catholic Relief Services (equivalente de Cáritas en Estados Unidos).

Gracias a testimonios como el de Nasser, los 15 obispos de Europa, Norteamérica y Sudáfrica que han participado hasta este jueves en la peregrinación de la Coordinadora de Obispos para la Iglesia en Tierra Santa constatan en su mensaje final que los desafíos que plantea el coronavirus en Tierra Santa «se ven agravados por el conflicto, la ocupación y el bloqueo». Por ello, piden a la comunidad internacional que exhorte a Israel a cumplir «la responsabilidad moral, legal y humanitaria que tiene de hacer que las vacunas sean accesibles para los palestinos en Cisjordania y Gaza».

Personal sanitario, equipos y un laboratorio

El representante español, Joan-Enric Vives, obispo de Urgel, explica a Alfa y Omega que Gaza es casi una parada obligada en estos encuentros, porque «es el lugar más difícil» de la región, y es necesario «llevar apoyo a esta pequeña comunidad cristiana», de un millar de personas entre dos millones.

Los obispos han sido testigos de cómo las instituciones católicas en la región, «aunque se encuentran bajo una fuerte presión, son modelos de caridad, justicia y paz». Desde el primer momento de la pandemia, por ejemplo, CRS trabaja duro para intentar paliar la situación. Ha contratado a enfermeras y auxiliares para reforzar al personal de tres hospitales de entidades caritativas, y ha dotado de equipos de protección y material a cinco. «Y estamos trabajando con el Hospital Episcopaliano de Gaza para establecer el primer laboratorio para pruebas de COVID-19 en un centro médico» de este tipo, añade Nasser.

También han redoblado sus esfuerzos para paliar el impacto económico de la pandemia. En un lugar donde antes el desempleo superaba el 50 %, el efecto de los confinamientos y toques de queda ha sido catastrófico. «El número de familias que necesita comida y otros productos básicos no para de crecer», lamenta el responsable de CRS, ya sea por el paro o por el contagio del sustentador principal. En comunicación continua con las autoridades, la entidad ha ampliado las personas a las que llega su vale electrónico. Si los beneficiarios desde 2018 hasta verano sumaron 7.400 familias, desde entonces son 3.000 las que pueden comprar con él comida, agua potable, gas y productos de higiene.

Crece la frustración

El obispo de Urgel es veterano en estos viajes y ya fue testigo en 2002, tras la Segunda Intifada, del triste aspecto de Jerusalén sin peregrinos. Por ello no le cuesta entender la «frustración» que les han transmitido sus interlocutores. «No se destruye la esperanza», reconoce, pero como se recoge en el mensaje, queda «dolorosamente claro que hoy se dan menos motivos para ella que en cualquier otro momento de la historia reciente».

El impacto económico del cese de las peregrinaciones ha venido a sumarse, explica Vives, a la situación política: la «creciente judaización del Estado» de Israel, su presión sobre la zona oriental de Jerusalén y la «ampliación de los asentamientos de colonos», que «hace cada vez más inviable un Estado palestino». El «cansancio» por todo esto hace que aumente el «riesgo de emigración».Como posibles salidas, cita la perspectiva de que con Joe Biden en el Gobierno Estados Unidos «tenga más en cuenta» al pueblo palestino. Y que el liderazgo palestino rejuvenezca en las elecciones de primavera, si llegan a celebrarse.

Compromiso con una paz justa

En su mensaje final, los obispos destacan «la importancia de que los dirigentes israelíes y palestinos se comprometan nuevamente con las negociaciones directas», y que los gobiernos de todo el mundo «renueven su participación activa en la búsqueda de una paz justa, apoyando las negociaciones directas entre todas las partes, defendiendo el derecho internacional y reafirmando la pluralidad de Jerusalén», importante para judíos, cristianos y musulmanes.

También, aun cuando en todos los países siguen las graves dificultades por la pandemia, «tenemos la profunda responsabilidad de apoyar a nuestros hermanos cristianos». Esta pequeña comunidad «es un importante garante de la cohesión social y portadora de esperanza para un futuro mejor». El mensaje final comparte la «impaciencia» por que llegue el momento «en que los cristianos de todo el mundo puedan volver» a Tierra Santa «para testimoniar y apoyar» esta misión.

Con todo, el obispo de Urgell reconoce que durante el encuentro los participantes han constatado el «gran reto que será replantear las peregrinaciones después de la pandemia», animando a las comunidades a viajar cuando previsiblemente «será más complicado». Para preparar ese momento, y mientras llega, cree necesario apostar por otras formas de cercanía que se han planteado en el pasado, pero no han llegado a hacerse realidad, como «el hermanamiento entre parroquias, comunidades o escuelas».