«La fe nos libera del horror de tener que admitir que todo termina aquí»

El Papa ha vuelto a clamar este miércoles por la unidad de los cristianos. Cuatro días después de la vigilia ecuménica que presidió —en el marco del Sínodo— en la plaza de los Protomártires Romanos, donde según la tradición el apóstol Pedro fue martirizado, Francisco ha instado a superar las diferencias entre las distintas ramas del cristianismo.

«A mí me gusta decir esto, diferencias reconciliadas. Entre los cristianos hay tantas diferencias. Que si este es de esta escuela o de la otra. Este es protestante y aquel…». Lo importante es «que estas diferencias sean reconciliadas en el amor de caminar juntos», ha destacado el Pontífice en su catequesis.

Ante una plaza abarrotada de peregrinos, el Santo Padre se ha referido específicamente a una de las grandes disputas a lo largo de la historia. En el pasado, «nos ocupaba principalmente la afirmación de que el Espíritu Santo “procede del Padre”. La Iglesia latina pronto completó esta afirmación añadiendo, en el credo de la Misa, que el Espíritu Santo procede “también del Hijo”». Según ha detallado, este fue el elemento que derivó en «muchas divisiones entre la Iglesia de Oriente y la de Occidente», es decir, entre la Iglesia ortodoxa y católica.

«No es el caso de tratar aquí esta cuestión», que en «el clima de diálogo establecido entre las dos Iglesias ha perdido la dureza del pasado y permite esperar una plena aceptación mutua, como una de las principales “diferencias reconciliadas”», ha remachado el Papa. En junio pasado, el Comité Conjunto de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa decidió que este sería uno de sus próximos temas de estudio; para lo que se formó un subcomité encargado de elaborar un borrador.

El Espíritu da vida

El Papa ha hecho estas reflexiones al hilo de su catequesis sobre el Espíritu Santo que está «someramente presente» y «actúa en la vida de la Iglesia» sin entrar en las disputas. «Ahora, en la nueva creación, el Espíritu Santo es quien da a los creyentes la vida nueva, la vida de Cristo, vida sobrenatural, de hijos de Dios», ha precisado.

«La fe nos libera del horror de tener que admitir que todo termina aquí, que no hay redención para el sufrimiento y la injusticia que reinan soberanas en la tierra», ha asegurado también. En este sentido, ha instado a cultivar la fe también «por aquellos que, a menudo sin culpa propia, se ven privados de ella y no pueden dar sentido a la vida».

En sus saludos en español, ha recordado que la Iglesia celebra este domingo la Jornada Mundial de las Misiones. Finalmente, también ha renovado su llamamiento por la paz en el mundo: «No nos olvidemos de los países en guerra, de la martirizada Ucrania, de Palestina, de Israel, Myanmar…».