La familia Ulma ya es beata
«Hicieron del Evangelio escrito en papel una realidad vivida», ha dicho el cardenal Semeraro durante la homilía de la ceremonia
A un escaso centenar de metros del cementerio que guardó sus restos tras ser asesinados por los nazis en 1944, los nueve miembros de la familia Ulma han sido beatificados en la mañana del domingo 10 de septiembre en Markowa, su pueblo en Polonia. Gracias a la incorporación a última hora de peregrinos, la asistencia ha superado las 32.000 entradas que ya se habían repartido el viernes a primera hora.
«Sería engañoso que la beatificación de la familia Ulma sirviera solo para recordar las atrocidades de sus verdugos, sobre los que ya pesa el juicio de la historia. Por el contrario, queremos que hoy sea un día de alegría, porque la página del Evangelio escrita sobre el papel se ha convertido para nosotros en una realidad vivida», ha dicho en su homilía Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, quien ha presidido la celebración.
El purpurado ha recordado por sus nombres a todos los hijos de Jozef y Wittoria Ulma: Stanislawa, de 8 años; Barbara, de 7; Wlasyslaw, de 6; Franciszek, de 4; María, de 2; y un último del que nunca se supo el sexo porque comenzó a nacer durante el ataque de los nazis y no llegó a salir por completo del vientre de su madre. Aunque, como han aclarado desde el Dicasterio para las Causas de los Santos, «vio la luz», convirtiéndose así en nato y recibiendo el bautismo de sangre de sus padres.
Semeraro ha puesto como ejemplo cómo esta familia se reunía para leer el Evangelio tras la Misa de los domingos. «Hacían una meditación en casa, como se evidencia por la Biblia en la que tenían un «sí» anotado a mano en la parábola del buen samaritano y habían subrayado la invitación de Jesús de amar al enemigo». Ha agradecido la presencia de representantes de la comunidad judía en la beatificación. «Su participación no es solo expresión de un noble sentimiento de gratitud por lo que los beatos hicieron mientras en Europa, especialmente en Polonia, imperaba aquella furia conocida como «solución final»», ha sostenido Semeraro. Sino que además «esta reunión de la familia hebrea con la cristiana en un mismo martirio ofrece mucha luz sobre la bonita amistad judíocristiana».
Finalmente el purpurado ha anunciado que la familia celebrará su festividad el 7 de julio, aniversario de su matrimonio. Y ha invitado a los cristianos, como hicieron los Ulma con los judíos en 1944, a acoger al pueblo ucraniano «que sufre la guerra desde hace 18 meses y ha llevado a la fuga a un gran número de refugiados que han llamado a las puertas de Polonia en busca de un refugio seguro». Según fuentes del Gobierno, más de seis millones han encontrado cobijo en su país vecino.
Jóvenes y trajes tradicionales entre los 32.000 peregrinos
«Estoy aquí porque los Ulma son un ejemplo fantástico de una familia excepcional», ha contado a Alfa y Omega Agnieszka Czajkowska. Es polaca y lleva un traje tradicional de Lowicz junto a una amiga suya de la parroquia. «Ha sido beatificada toda la familia junta, también un bebé que acababa de nacer. Esto es muy importante cuando siete millones de niños son abortados cada día».
Agnieszka, que se ha levantado a las tres de la mañana para llegar a las seis (cuatro horas antes de la celebración), ha comentado que «muchas familias como los Ulma murieron en Polonia protegiendo a los judíos, pero este caso es especial porque estaban llenos de misericordia y amor por la gente que no conocían».
También son polacos Emily y sus amigos. Vienen de Subcarpatia, la misma región que los Ulma. «Este es un momento muy especial para Polonia. Los Ulma tienen un impacto histórico y cultural muy fuerte en nuestro país y los profesores nos hablan de ellos en el colegio». La noche anterior se quedaron a dormir en un pueblo cercano y han llegado a la explanada de la celebración con tres horas de antelación. El lunes contarán a sus amigos la jornada especial que han vivido.