«La esperanza es una energía movilizadora de la sociedad»
La diócesis de Teruel y Abarracín organiza el congreso La esperanza, emergencia social, un encuentro entre personas de distintas perspectivas ideológicas «para construir el futuro juntos»
La diócesis de Teruel y Albarracín presentó el martes el congreso La esperanza, emergencia social, que se celebrará en la capital turolense del 23 al 25 de mayo. Reunirá a expertos en sociología, salud mental, espiritualidad, periodismo y filosofía «para generar una mirada amplia hacia las realidades del siglo XXI, manteniendo visiones realistas y críticas, y proponiendo alternativas y retos de esperanza», afirma el coordinador del evento, Enrique Marco.
¿Cómo ha surgido esta iniciativa?
En el contexto del Jubileo de la Esperanza, y a raíz de la emergencia social que mencionaba el Papa Francisco, en el Plan Diocesano de Pastoral nos propusimos un objetivo: crear foros de encuentro entre personas de cualquier perspectiva ideológica, para poner en valor algo que, para nosotros, es central en nuestra fe: la esperanza como virtud ante las situaciones que vivimos en el mundo. A partir de ahí, una de las acciones que decidimos promover fue este congreso.
Se trata de un congreso interdisciplinar, no meramente religioso, porque la esperanza es una virtud que trasciende los muros de las iglesias, ¿verdad?
Justamente. Lo que queremos poner en valor es que nuestra fe, nuestra religión, nos proporciona elementos y recursos para superar situaciones que también son abordadas por muchas ciencias de acompañamiento desde diversas perspectivas. Desde la sociología, que nos ayuda a contextualizar el momento actual, hasta la psiquiatría, la psicología o el periodismo, lo que buscamos es ofrecer mapas de situaciones en las que la esperanza se convierte en una oportunidad: para nosotros, una oportunidad de construir Reino; para otras personas, de construir futuro, de salir de situaciones desesperanzadas… nunca mejor dicho.
¿Cree que esta virtud teologal —de las tres que reconoce la tradición de la Iglesia— es la que más necesita la sociedad en este momento? Salimos de una pandemia, vivimos con la amenaza de nuevas crisis, tenemos eventos como el apagón, por ejemplo, que nos trastocan mucho. Nos quedamos sin luz unas horas y eso ya nos descoloca por completo.
Bueno, yo creo que, desde luego, para quienes creemos, la fe es fundamental, porque es la convicción profunda de lo que hay detrás y de lo que nos mueve. Pero ahora que lo dices, se me ocurre que la caridad, sin esperanza, no tiene sentido. Porque si no creo que es posible que suceda algo con lo que yo hago, entonces no me movilizo, ¿no?
Si creemos en poner en marcha el amor —y eso es esperanza—, en esperar que el amor funcione, en esperar que el mundo cambie, en creer que el Reino es posible, entonces la esperanza se convierte en una energía movilizadora. Es lo que nos empuja a la acción.
Por este motivo, entiendo que hay una colaboración con las administraciones. No es un evento meramente eclesial, ¿verdad?
Exactamente. Lo que pretendemos es que cualquier persona, desde cualquier ámbito, pueda acudir a este espacio de reflexión conjunta, sobre lo que para nosotros es una palanca que permite movilizar fuerzas comunes. Invitamos a todos los que estén interesados en reflexionar, en tomar perspectiva, en tomar conciencia y adquirir recursos. Y especialmente a quienes trabajan en profesiones en las que la esperanza es determinante: la salud, la educación, el acompañamiento social… Porque, sin esperanza, difícilmente activaremos los recursos que pueden ayudarnos.
Y creo que son muy valiosas estas iniciativas que crean espacios de reflexión compartida, donde también se pueda transmitir otra imagen de la fe. Que se vea que lo que creemos es algo que funciona, que tiene sentido, y que es el mensaje de Jesús, vigente desde hace 2.000 años.