La «espantosa» realidad de los abusos en la Iglesia francesa: 330.000 víctimas desde 1950
El informe encargado por los obispos a una comisión independiente revela que un tercio de las agresiones a menores fueron cometidas por laicos en el marco de una tarea pastoral
Las cifras que arroja el informe de la comisión de investigación de los abusos sexuales en la Iglesia en Francia son, como reconoce el propio presidente de los obispos, Éric de Moulins-Beaufort, «espantosas». El estudio, liderado por Jean Marc Sauvé, exvicepresidente del Consejo de Estado de Francia, estima que un total de 216.000 menores de edad fueron abusados por sacerdotes y religiosos desde 1950, una cifra que asciende a 330.000 si se contabilizan los que fueron agredidos por laicos en el desempeño de un encargo pastoral.
Así, de las 5,5 millones de personas que han tenido que pasar por este trance en el país, un 6 % se encontraba en un entorno eclesial. En cuanto al perfil, el 80 % fueron niños, con una fuerte concentración de entre 10 y 13 años. En el caso de las niñas, los tramos de edad están más repartidos.
El trabajo, que suma casi 2.500 páginas entre el informe propiamente dicho y los anexos, recoge, además, que el número de clérigos agresores se sitúa entre 2.900 y 3.200, cifras que se sitúan en «una horquilla baja» si se tienen en cuenta informes de otros países y el porcentaje de abusadores con respecto al total de sacerdotes y religiosos de estos.
Según ha explicado Sauvé durante la presentación, la mayor parte de estos crímenes fueron cometidos entre 1950 y 1969 (56 %) y fueron decreciendo paulatinamente a lo largo de las décadas posteriores. Desde 1990 el número se ha estabilizado.
Asimismo, ha explicado que el informe constata que la mayoría de abusos se cometen en un entorno familiar o de amistad —en más de siete de cada diez casos—, seguido por el eclesial —uno de cada diez—, que se sitúa por delante de otras esferas de socialización como colegios, campamentos, asociaciones deportivas…
Fenómeno «masivo»
«Por lo tanto, la fotografía revela que el fenómeno de la violencia sexual en la Iglesia católica desde 1950 hasta el presente es masiva; ha decrecido a lo largo del tiempo pero sigue presente, basado en mecanismos múltiples y claramente identificados de carácter sistémico. El trauma de las víctimas se ha agravado por la relevancia de los agresores», señala la investigación.
Por otra parte, analiza la actitud de la Iglesia católica durante los últimos 70 años y concluye que entre 1950 y 1970 dominó la ley del silencio con el objetivo de «proteger a la institución del escándalo». Solo a partir de los años 90, la respuesta empezó a cambiar paulatinamente al tomar conciencia de la existencia de víctimas, aunque esta circunstancia no provocó su reconocimiento. «Solo desde 2010 la Iglesia comenzó a reconocerlas, una vez se los casos llegan a la justicia, imponiendo sanciones canónicas y reconociendo que no es un asunto interno», recoge el estudio.
Vergüenza y perdón de los obispos
Por su parte, Moulins-Beaufort, que ha recibido toda la documentación sobre los abusos durante el acto, ha expresado «vergüenza y horror» por esta realidad y se ha comprometido a actuar para que las víctimas no se vuelvan a encontrar con la negativa a ser escuchadas, para que los hechos no se oculten y no existan reticencias a la hora de denunciar.
También se ha dirigido a las víctimas presentes en la sala: «Mi deseo en este día es pedirles perdón. Perdón a todos y cada uno de ustedes. Pero sé que, a través de usted, hay miles de víctimas a las que debo recordar, algunas de las cuales ya no pueden hablar».
Especialmente dura ha sido la intervención de la presidenta de la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Francia (CORREF), Veronique Margon, que ha llegado a calificar los abusos de «crimen contra la humanidad». «Que la Iglesia y la vida religiosa, que no tienen otra finalidad que testimoniar la vida que viene de Dios, hayan traído la muerte y la muerte masiva es intolerable». «¿Cómo podremos superarlo? No lo sé», ha añadido.
La comisión Sauvé plantea en el informe un total de 45 recomendaciones a la Iglesia católica para responder a la realidad de los abusos sexuales a menores en su seno. Entre ellas, la sistemática comprobación de los antecedentes penales de las personas que en la Iglesia trabajen con niños o personas vulnerables o que los implicados en algún caso no tengan contacto con menores.
También pide que se revise la representación que se hace del sacerdote, que en ocasiones se considera «un héroe» o «se encuentra en una posición de dominación», de igual modo que considera importante que el poder no se concentre en una persona.
También pide que tanto la Conferencia de Obispos de Francia como la Conferencia de Religiosos y Religiosas (CORREF) elaboren un informe anual sobre los casos y que aseguren que hay contacto entre las distintas realidades eclesiales y las asociaciones de víctimas.
Otra de las propuestas es la elaboración de un mapa de riesgo en el que se identifiquen todas las formas de abuso de poder, así como una guía de buenas prácticas en el acompañamiento espiritual.
Uno de los puntos más delicados tiene que ver con el secreto de confesión. En este sentido, la comisión pide que la autoridades de la Iglesia envíen «un mensaje claro» a los penitentes y a los creyentes «de que el secreto de confesión no deja sin efecto la obligación, dispuesta por el Código Penal francés, de informar a las autoridades judiciales y administrativas de un caso de abuso a menores o personas vulnerables».