La envidia produce monstruos - Alfa y Omega

La envidia produce monstruos

Maica Rivera

La primera novela de Virginia Feito (Madrid, 1988) nos llega en la cresta de una ola de éxito que procede de EE. UU. Nos dicen que se trata de la Patricia Highsmith española. Se nos cuenta que esta novela escrita en inglés por la autora, y ahora traducida al castellano para Lumen, fue un fenómeno editorial antes incluso de ser publicada. Sin embargo, y sin intención de restarle ninguno de los (muchos) méritos comerciales, nuestra recomendación es leerla sin atender a nada de esto, porque las claves para extraer todo el jugo no se encuentran en ninguno de los sitios más publicitados. Profundicemos.

La señora March es un ama de casa de clase media-alta, neoyorquina de mediados del siglo XX, con residencia en el Upper East Side de Nueva York, casada con George March, un escritor de éxito, y madre de un niño llamado Jonathan. Parece tener bajo control hasta el más mínimo detalle de su exquisita, aunque más bien vacía, cotidianidad, cuando un comentario de la dependienta de su pastelería favorita quita el primer ladrillo de su frágil seguridad y comienza el derrumbamiento de su persona: ¿Acaso el bestseller de su marido está inspirado en ella, sin ella saberlo? No saldría precisamente muy bien parada si la protagonista del libro, en boca de todos, fuera su trasunto.

Ahí, en esa duda que le surge a raíz de una conversación banal mientras hace la compra, empieza una espiral de autodestrucción en lo que podría haber sido, muy al contrario, un camino de autoconocimiento o redescubrimiento de la identidad. ¿Acaso ella está siendo la comidilla del barrio y las amistades porque todos piensan que su marido ganará el Pulitzer por insultarla? Sabremos pronto que la señora March es pura apariencia, además de una envidiosa compulsiva. Es el suyo el terrible drama de quien vive tan solo de cara a la galería. Y se suma un poso de maldad, una desafección por el prójimo tan venenosa que incluso incide sobre la educación sentimental de su hijo quien, pese a su corta edad, manifiesta muy malas inclinaciones (algo siniestro recuerda a Otra vuelta de tuerca de Henry James).

Respecto al marido, puede resumirse que su relación está definida por la incomunicación. La aparentemente devota señora March compite por la atención de George frente a la hija de este, Paula, fruto de un matrimonio anterior. Poco más le mueve, en verdad. No queda muy claro si realmente la señora March es así de mezquina porque el mundo la hizo así, es decir, porque su madre la despreció y malcrió, y le inculcó la construcción del hogar «de fuera hacia adentro» y no al revés.

No queda muy claro, insistimos, ese origen traumático del drama, porque su mente distorsionada hasta la alucinación se recrea con facilidad en pensamientos autodisculpatorios de sus fechorías. Lo que sí es evidente es que la señora March es egocéntrica hasta la crueldad, se regocija en el mal ajeno, y, erróneamente, es sobre el mal ajeno donde trata de reconstruir una y otra vez su autoconfianza. Eso la introduce en crecientes delirios conspiranoicos, y todo junto culmina en un cóctel altamente lesivo: comienza a confundir la vida real con escenas de películas y libros. Mientras ese proceso se radicaliza, vemos cómo no soporta descubrir ni una cosa bonita en la vivienda de su vecina; sus fiestas navideñas no pretenden dar acogida a los amigos y familiares, sino presumir con la máxima ostentación, y se desgañita en sonrisas falsas, exageradas e histéricas que se le acaban congelando en el rostro. La tragicomedia surge porque los malos sentimientos se muestran como la mayor caricatura del ser humano. Eso está muy bien mostrado.

Es evidente que la novela tiene mucho más de Madame Bovary de Flaubert que del llamado domestic noir.

La señora March
Autor:

Virginia Feito

Editorial:

Lumen

Año de publicación:

2022

Páginas:

328

Precio:

19,90 €