«La educación es la clave para acabar con la trata» - Alfa y Omega

«La educación es la clave para acabar con la trata»

No es fácil ser niño en Camboya. Puedes ser vendido por tu padre y acabar en las redes de prostitución infantil. Enrique Figaredo, misionero jesuita en el país acaba de visitar la sede de Manos Unidas en Madrid. Para acabar con la trata, asegura, es fundamental la educación

Alicia Gómez-Monedero
Kike Figaredo, SJ, bendiciendo a jóvenes en Battambang
Kike Figaredo, SJ, bendiciendo a jóvenes en Battambang. Foto: Manos Unidas / Irene H-Sanjuan.

«Hace un mes rescatamos a dos niños de 8 y 10 años vendidos por su padre». Habla Enrique Figaredo SJ, misionero en Camboya y obispo de la provincia de Battambang. «Estaban recogiendo basura y limpiando en una casa. Su padre tenía deudas de droga», relata el misionero. «Cuando dimos con ellos, la familia no los quería devolver. Después de dialogar bastante, lo conseguimos, no sin pagar un rescate de 300 dólares. La vida de esos niños vale muchísimo más», dice el misionero.

Ahora los pequeños están en un hogar de acogida en Battambang donde pueden estudiar y llevar una vida digna, cosa que seguramente no hubieran sucedido de no ser por estos acontecimientos. «Son los renglones torcidos de Dios. Parece que las cosas van mal dadas, pero aquí florecen las cosas más bonitas», comenta Figaredo en su visita a la sede de Manos Unidas en Madrid.

Kike, como es conocido el obispo, lleva 30 años de misionero en Camboya. Sabe de primera mano que debido a la pobreza, la delincuencia y las drogas, los niños son utilizados muchas veces como mercancía, como moneda de cambio o como producto para ganar dinero. Se estima que más de 313.000 niños son víctimas de la trata en el país, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La visión de Occidente

«Nosotros desde Occidente tenemos un juicio muy duro», dice el misionero en referencia a la prostitución infantil. «Si chicos o chicas de 14 años han entrado en ese camino es porque no han tenido otra opción o porque los han vendido sus familias para salir adelante», asegura Figaredo.

Una vez que consiguen sacar a los niños de las redes de prostitución, estos necesitan mucha ayuda ya que en ocasiones «han sido drogados para sobrevivir en los prostíbulos». Lo fundamental, asegura, «es acompañarles y darles el mensaje de que son personas amables, es decir, que se las puede amar y tienen mucho valor».

Educar para vivir

En Camboya, únicamente la gente con recursos económicos propios puede mantener a sus hijos en el colegio. Los niños comienzan a trabajar a edad temprana para ayudar a sus familias o sufren la trata. Manos Unidas trabaja en esta tarea con el obispo de Battambang financiando equipos y material escolar, con la rehabilitación y reconstrucción de una escuela rural, con salarios para educadores y apoyo a profesores. Además, Figaredo cuenta que «necesitamos mucha educación y mucho desarrollo humano para que la trata y la explotación infantil sucedan menos y se acaben pronto».