La cultura del encuentro en la época del distanciamiento social
Scholas Occurrentes auspicia una serie de encuentros virtuales entre jóvenes de medio mundo para «generar espacios de encuentro» y «compartir sus sensaciones en este momento tan especial». El resultado ha sido terapéutico y ha suscitado el interés incluso de la UNESCO
José María del Corral, director mundial de Scholas Occurrentes, habló la semana pasada con el Papa Francisco. «Le pregunté cómo se encontraba, porque creo que todo el mundo pudo ver su cara de agotamiento durante la celebración del Triduo Pascual. Me dijo: “Físicamente estoy bien, pero obviamente toda esta situación me pesa mucho”», asegura el director de la fundación pontificia en conversación con Alfa y Omega. «Antes de colgar, también me pidió que felicitara a los jóvenes por estar haciendo estos encuentros, que es signo de que ya pueden volar por sí mismos. Me alegro de que, además, esto haya arrancado de ellos».
El Pontífice se refería a los ciberencuentros mundiales de jóvenes que se están celebrando, bajo la coordinación de Scholas Occurrentes, desde que la pandemia del coronavirus recluyera a gran parte de la población mundial en sus hogares. El objetivo no es otro que lo que lleva predicando la organización desde su creación en 2013: hacer la cultura del encuentro. «Se trata de generar espacios de encuentro y dar voz a los jóvenes. Los participantes así pueden conocer de viva voz la realidad que viven sus pares en otros países y compartir sensaciones en este momento tan especial».
El resultado —medido por el área de Evaluación de Scholas y avalado por 16 universidades de diferentes partes del mundo— es terapéutico. «Hemos comprobado que el nivel de tristeza y angustia en los participantes ha bajado un 64 %. Lo mismo con el tema de la incertidumbre y el nerviosismo, que se ha reducido en un 40 %. Al contrario, la esperanza ha subido un 40 %, la alegría un 65 % y las ganas de hacer cosas por los demás un 52 %», subraya Del Corral.
Con los datos en la mano, presidentes y ministros de Educación y Salud de distintos países, así como la UNESCO, «se pusieron en contacto con nosotros para conocer la dinámica de los encuentros», asegura el argentino. «Pero no tienen ningún misterio, es lo que siempre hemos dicho, es el motivo por lo que el Papa creó Scholas. La cultura del encuentro dota de sentido a la vida de los jóvenes. Punto y final».
Del miedo a la esperanza
El español Alejandro García Gordo, de 19 años, es uno de los 120 jóvenes de 60 ciudades de todo el mundo que ha participado en varios de los ciberencuentros de Scholas organizados durante el confinamiento. «Participé junto a mi hermana Irene. A mí, particularmente, me abrió por completo la mente. Con el encierro te piensas que tu mundo se reduce un poco a tu cuarto, el salón, la cocina y el baño. Después de reunirme con todos los compañeros de Scholas, me hice cargo de la situación del mundo y me di cuenta del bien que hace la unidad ante la adversidad», asegura.
Al principio, «la verdad es que todos empezamos hablando del miedo o de los duros momentos que nos estaban tocando vivir, pero poco a poco la situación fue cambiado y, de pronto, un chico animaba a otro, un tercero sonreía a otro de los participantes ante su testimonio, nos ofrecíamos ayuda y la palabra esperanza fue la más utilizada».
Nadie sale solo
En el encuentro también participó como invitado el presidente de Argentina, Alberto Fernández. El mandatario pidió a los participantes tener muy presentes «las enseñanzas del Papa», cuando dice que «“de esta [crisis] nadie sale solo”. Aquí nadie se salva solo, nos salvamos en comunidad, abrazados, peleando. Esa es la enseñanza que tenemos que tener de este momento».
Fernández además tuvo ocasión de enviar un mensaje de apoyo a su homólogo, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, con quien dijo haber dialogado recientemente: «Me parece que, como contaban Álex e Irene desde Madrid —un lugar que en estos momentos lo está pasando tan mal, donde la enfermedad avanza y se lleva muchas vidas—, la palabra esperanza es muy importante. Hablé días atrás con Pedro Sánchez, y compartimos todo el dolor que esto nos causa. Porque no solo se trata de pasar la pandemia, sino de la esperanza de construir una sociedad más justa».
Más allá de los jóvenes, Scholas Occurrentes también reunió hace una semana y media a 300 profesores e investigadores universitarios de 21 países distintos con el objetivo de reflexionar sobre los retos a los que se enfrenta la educación global frente a la emergencia sanitaria ocasionada por el COVID-19.
«Muchos países, profesores, alumnos, universidades, han tenido que recurrir e implementar de golpe la enseñanza online. El esfuerzo ha sido muy grande por parte de muchas personas que no estaban acostumbradas a esta dinámica de trabajo. No solo se trata de manejar unas u otras herramientas, sino que es toda una escenografía diferente», explica José Fernando Calderero, docente de la Facultad de Educación de la UNIR, que participó en la cita virtual.