La conversión de Caritina Goyanes «no se quedó en Emaús»
Tras su conversión en un retiro de Emaús, «su mayor deseo era acercar a Dios a quienes tenía alrededor», afirman los que la conocieron
Después de su fallecimiento el pasado 26 de agosto de manera repentina, numerosos medios de comunicación han recordado la conversión de Caritina Goyanes en un retiro de Emaús hace varios años. La hija mayor de Carlos Goyanes y Cari Lapique tuvo una conversión fulgurante que sin embargo «no se quedó en Emaús», afirma el padre Carlos López, de la parroquia madrileña de San Agustín.
Fue en esta parroquia donde experimentó «una conversión verdadera», añade. Tan solo seis meses después de conocer el amor de Dios de una manera más profunda, participó, ya como servidora, en un nuevo retiro para otras caminantes, un apostolado que la llevó después a abrir Emaús en la parroquia de La Milagrosa hace cuatro años, siendo la primera líder del retiro. Después llegaría a hacer lo mismo en otras ciudades españolas, como Vigo, dando a otras personas la posibilidad de una conversión como la que ella tuvo.
No dejó su parroquia original de San Agustín, donde cada domingo asistía a Misa con su familia e incluso subía al ambón para leer las lecturas. «Era una persona de oración diaria y de vida sacramental frecuente —Confesión y Eucaristía—. Se tomaba en serio la santidad y la buscaba», señala el padre Carlos, como le conocen en San Agustín, que destaca a la empresaria «la queríamos mucho aquí».
Además de ello, estaba involucrada en las actividades habituales de la parroquia, desde las tómbolas benéficas hasta el grupo de oración Mothers Prayers. En este sentido, «estaba muy implicada en la educación cristiana de sus hijos, y su mayor deseo era acercar a Dios a su familia a todos los que tenía alrededor».
Desde la parroquia La Milagrosa, su amiga Genoveva destaca que «Caritina me ha llenado tanto que me encanta que estén hablando de ella en todos los lados». De hecho, «hay muchas personas que me están llamando para ir al próximo retiro de Emaús después de conocer su testimonio».
De ella también recuerda que «entraba a los retiros y era la luz. Era muy crack con la logística, poniendo orden con muchísima paz. Tenía un don de transmitir calma cuando era más necesario. La estamos echando mucho de menos. Había descubierto a Jesús y le había cambiado la vida, vivía para transmitirlo».