Atilano Rodríguez: «La conversión a Dios pasa por la conversión al hermano»
El Papa Francisco ha concedido a la diócesis de Sigüenza-Guadalajara su primer Año Jubilar con motivo del 850 aniversario de la consagración de la catedral seguintina. «Los pobres tienen que estar en el centro del Año Jubilar y de la vida cristiana», asegura el obispo de Sigüenza-Guadalajara, monseñor Atilano Rodríguez
El martes 19 se inaugurará el Año Jubilar y también la nueva sede de Cáritas en Sigüenza. ¿Qué mensaje encierra la coincidencia de ambos actos?
El jubileo, por una parte, tiene que llevarnos a la conversión a Dios y a crecer en el amor a la Iglesia. Pero también, tiene que ayudarnos a centrar la mirada nuevamente en Jesucristo y, por lo tanto, en los pobres. La conversión a Dios pasa por la conversión al hermano, especialmente al más pobre y necesitado. Los pobres tienen que estar en el centro del Año Jubilar y de la vida cristiana.
Entiendo que la caridad va a tener un peso específico en el Año Jubilar.
La caridad va a estar presente en todo el recorrido de la peregrinación. Dentro de la iglesia catedral se van a visitar cinco lugares especialmente relacionados con la fecha de la inauguración para el culto de la misma y, en cada uno de ellos, habrá un espacio en el que se va a hacer especial hincapié en la atención y la colaboración con los más pobres y necesitados.
¿Qué otros ejes va a tener el Año Jubilar?
Pues también vamos a inaugurar un sínodo diocesano, que comenzaremos con el tiempo del Adviento. Será una invitación dirigida a todos los miembros de la Iglesia diocesana para orar y reflexionar sobre la realidad social, cultural y religiosa de la diócesis. La idea también es crecer en comunión entre nosotros e impulsar la corresponsabilidad pastoral de todos los miembros del pueblo de Dios, buscando esos nuevos caminos a los que nos invita el Papa Francisco para el anuncio y para el testimonio de la alegría del Evangelio.
¿Cuál es esa realidad de la diócesis de la que me habla?
Nuestra diócesis tiene una zona urbana importante, donde está la mayor parte de la población, pero también tiene una zona rural muy extensa y muy despoblada. Esto nos obliga a reorientar la atención pastoral de la zona urbana. Para ello, hemos creado las Unidades de Acción Pastoral [conjunto articulado de parroquias y otros centros eclesiales que se integran para complementarse y llevar a cabo una pastoral misionera de conjunto]. Esto supone una remodelación profunda de las estructuras organizativas de la diócesis y, también, un cambio en nuestros propios planteamientos para evangelizar de una forma nueva tanto la ciudad como las zonas rurales.
Precisamente, el Año Jubilar también es una oportunidad de evangelización con aquellos que se acerquen a la catedral atraídos culturalmente por el 850 aniversario del templo. ¿Hay pensada alguna iniciativa en este sentido?
Hay muchas iniciativas previstas para que la gente se acerque a la catedral y para que el Año Jubilar no sea solo una oportunidad para conocer mejor este templo sino también para que sea una invitación a la conversación y para el seguimiento de Jesucristo. En este sentido, va a ser una ayuda muy valiosa los itinerarios guiados por distintos puntos de la catedral.
Entre otros eventos, también está previsto la realización de distintos conciertos musicales de música sacra o la exposición de diversas muestras artísticas en colaboración con el museo diocesano.
¿Qué espera de este Año Jubilar?
Fundamentalmente, que nos ayude a todos a tomar mayor conciencia de nuestra pertenencia a la Iglesia diocesana y a crecer en la identificación con Jesucristo.
Las gracias del Año Jubilar son un desarrollo de la gracia bautismal y esto nos tendría que llevar a un mayor amor a los pobres y a un nuevo dinamismo evangelizador.
¿A qué responde la proliferación de Años Jubilares en España? ¿Es una estrategia conjunta de los obispos?
No lo hemos comentado conjuntamente, pero sí hemos constatado que los años jubilares son un momento fuerte para vida espiritual de los fieles y, al mismo tiempo, son también una llamada a renovar nuestra pertenencia a la Iglesia y nuestra vocación bautismal.
Como nos dice el Papa Francisco, en la actualidad hemos de tener la capacidad de ser innovadores, de buscar las nuevas fórmulas, los nuevos caminos para llegar al hombre de hoy con el mensaje evangélico. Y si los años jubilares son uno de estos caminos, como parece que lo son, tenemos que aprovecharlos y fomentarlos.
¿Esta renovación hace falta hoy en España?
Hoy es absolutamente necesaria una fe personalizada, superando la fe sociológica que en muchos momentos se ha vivido en España cuando todo el mundo era creyente.
La fe no solo significa vivir, pensar y actuar desde Cristo, sino hacer todo eso desde una profunda convicción personal. En la actualidad, la vivencia de la fe significa ir contracorriente contra los criterios culturales y contra los criterios con los que se rige el hombre de hoy y la sociedad actual.