La Conferencia Episcopal surcoreana exige «asumir responsabilidades» al presidente del país
Al día siguiente de que Yoon Suk Yeol declarara (y revocara) la ley marcial, le demanda «presentarse ante el pueblo, explicar los acontecimientos y pedir disculpas»
«La Iglesia católica en Corea apoya activamente y se solidariza con la defensa de nuestra democracia, alcanzada con la sangre y el sudor de muchas personas a lo largo de los años», ha declarado la Conferencia Episcopal de Corea del Sur en reacción al intento fallido del presidente del país, Yoon Suk Yeol, de establecer la ley marcial el pasado martes.
Esta medida de emergencia, anunciada en la noche sin previo aviso, otorgaba al Ejército el control sobre funciones administrativas y judiciales, suspendía las actividades del Parlamento y limitaba derechos fundamentales. Y aunque fue revocada horas después, su proclamación provocó protestas masivas en Seúl y la reacción inmediata de la oposición, que ha calificado la medida como una amenaza al orden constitucional.
En su comunicado, los obispos surcoreanos recalcan que «el presidente debería presentarse personalmente ante el pueblo, explicar la serie de acontecimientos, pedir sinceramente disculpas y asumir sus responsabilidades». Por su parte, en declaraciones a Asia News, el obispo Yong-hoon, uno de los firmantes del comunicado del episcopado, ha revelado que «muchos se preguntan si fue una decisión razonable que el presidente declarara la ley marcial en la República de Corea en 2024». Ha recordado que esta es «una medida que solo había sido invocada durante el régimen militar». Y plantea más dudas sobre «si fue correcto que lo hiciera en plena noche, sin una invasión de un enemigo externo o una amenaza visible de guerra».
Este no es el primer reproche de la Iglesia en el país al presidente, pues a finales del mes pasado más de 1.400 sacerdotes cuestionaron su capacidad para liderar el país y lo acusaron de sembrar «la división entre la ciudadanía». Con índices de aprobación por debajo del 25 % y huelgas en sectores clave como la salud, el Gobierno de Yoon se enfrenta a una presión sin precedentes. La Iglesia católica se une a la exigencia de un mayor respeto a los principios democráticos, en un momento crítico para la estabilidad del país.