La comunidad internacional tilda de «farsa» los resultados de las elecciones en Nicaragua
Según el Consejo Supremo Electoral del país, el presidente Daniel Ortega ha ganado con el 75 % de los votos. Las elecciones se han celebrado con siete aspirantes a candidatos presidenciales de la oposición encarcelados
«Burla», «pantomima», «farsa». Son algunos de los calificativos que ha utilizado la comunidad internacional para referirse a las elecciones de este domingo, 7 de noviembre, en Nicaragua, en las que el presidente del país, Daniel Ortega, fue reelegido para un nuevo mandato de cinco años con el 74,99 % de los votos, según el primer informe divulgado este lunes por el Consejo Supremo Electoral (CSE).
Como ya denunció el exvicepresidente Sergio Ramírez en una entrevista en este periódico, Ortega ha obtenido el número de votos que él mismo ha decidido. A pesar de que había otras casillas que se podían marcar en las elecciones –por ejemplo, la del Partido Liberal Constitucionalista, que ha obtenido un 14,4 % de los votos– en realidad el resto de contrincantes han sido colocados por el régimen presidencial para tratar de acallar las críticas de amaño. Lo cierto es que las elecciones se han celebrado con siete aspirantes a candidatos presidenciales de la oposición encarcelados por «traición a la patria».
Más allá del encarcelamiento, el Gobierno de Nicaragua eliminó semanas atrás hasta tres partidos políticos de la oposición, derogó los mecanismos de observación electoral e incluso aprobó leyes que restringían la participación en el proceso.
Por todo ello, tanto el Gobierno de España como el de Estados Unidos, la misma Unión Europea y, por supuesto, distintos países iberoamericanos como Costa Rica, han deslegitimado los resultados de los comicios y se han apresurado a asegurar que no los reconocerán bajo ningún concepto. «No ha habido ningún tipo de verificación de esas elecciones y, por lo tanto, no tienen ninguna garantía para el Gobierno de España», como tampoco la tiene «para la mayoría de los países de la comunidad internacional y de la UE», ha dicho el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.
En un comunicado posterior, su departamento ha dejado claro que España rechaza los resultados «por las inaceptables y arbitrarias condiciones en que se celebraron» las elecciones, al tiempo que reclama «unos comicios libres, justos, transparentes y concurridos que garanticen la participación de todos los nicaragüenses».
Sin garantías democráticas
Por su parte, el alto representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ha asegurado en un comunicado que «las elecciones del 7 de noviembre han tenido lugar sin garantías democráticas y sus resultados carecen de legitimidad».
La integridad «del proceso electoral fue aplastada por la encarcelación sistemática, la intimidación y el acoso de los precandidatos presidenciales, líderes rurales, estudiantes, opositores, periodistas, representantes de empresarios y defensores de derechos humanos», ha subrayado.
«No es un día de victoria»
En el caso de la Iglesia, que ha denunciado sistemáticamente todas las violaciones de derechos que se han producido en el país, todavía no ha habido un pronunciamiento oficial. Antes de los comicios, muchos obispos y sacerdotes habían animado a los fieles a no tener miedo de no acudir a votar, a pesar de la presión de las autoridades.
El único prelado que se ha referido a la cita electoral ha sido Silvio Báez –todavía obispo auxiliar de Managua, a pesar de que se encuentra fuera del país–, quien en su homilía de este domingo aseguró que «hoy no es un día de victoria para nadie en Nicaragua. Hoy es un día más del doloroso camino de lágrimas y muerte que ha vivido nuestro país y que ha dejado tantas víctimas inocentes, a quienes no podemos ni queremos olvidar».