La comboniana Gabriella Bottani, una reparadora de las heridas de la trata
Gabriella Bottani comenzó en Brasil su labor como reparadora de las heridas que deja la explotación sexual en la infancia: «Durante mi experiencia al lado de niñas y niños que han sufrido estas vejaciones siempre me preguntaba: ¿Qué lleva los adultos a abusar sexualmente de niñas y niños? En el camino me he encontrado con personas que justificaban su acción. Que decían: “Son ellos los que nos seducen”. Por eso creo que debemos trabajar para cambiar las conciencias»
La comboniana italiana Gabriella Bottani estuvo durante diez años «con las manos en la pasta» –como ella dice– en una de las favelas más peligrosas de Fortaleza, al norte de Brasil. Allí comenzó su labor como reparadora de las heridas que deja la explotación sexual en la infancia: «Durante mi experiencia al lado de niñas y niños que han sufrido estas vejaciones siempre me preguntaba: ¿De dónde viene la disfuncionalidad en nuestra sociedad que lleva los adultos a abusar sexualmente de niñas y niños? En el camino me he encontrado con personas que justificaban su acción. Que decían: “Son ellos los que nos seducen”. Por eso creo que debemos trabajar para cambiar las conciencias».
Para ella, los misioneros tienen que trabajar en contacto con las periferias humanas. «Es ahí donde encontramos a Cristo», destaca. Hace cinco años dejó el campo de batalla para dedicarse a la coordinación a nivel internacional de Thalita Kum, la red de congregaciones religiosas femeninas que lucha en primera línea contra la lacra de la trata de personas. Su último logro ha sido la constitución de la primera red interreligiosa en Medio Oriente, en la que además de monjas hay mujeres de otras religiones. «Es un trabajo muy duro, pero a la vez es muy reconfortante ver como en algunos países hemos logrado una estructura organizativa potente», explica Bottani. Su labor le llevó a recibir el premio Tip Report Hero. Héroes contra la trata de personas el pasado 20 de junio en Washington de manos del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo.
A finales de septiembre las representantes de Talitha Kum celebraron con el Papa su décimo aniversario. Bottani asegura que nunca se deja de aprender. «Hoy sirvo a los que hacen este trabajo directamente con las víctimas. Es importante superar los roles del que salva y del que es salvado, del que libera y del que es liberado, del que sabe cuál es el camino y se lo indica a los demás. Han sido los niños con los que he trabajado en Fortaleza los que me han educado y me han enseñado el camino. Las personas a las que ayudamos no nos pertenecen. La única certeza es que Dios está con nosotros», dice.
Los expertos señalan que la trata es el tercer negocio ilícito más lucrativo del mundo. Según estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo, las Naciones Unidas (ONU) mueve unos 150.000 millones de dólares; de los cuales dos tercios proceden de la explotación sexual comercial. Para Bottani la clave para luchar contra el monstruo de las mafias es desmantelar las desigualdades en las estructuras de poder entre hombres y mujeres. «Es una tradición atávica donde las mujeres son consideradas un cuerpo listo para usarse. Es preciso tutelar a la mujer más allá de actitudes patriarcales como figuras plenas de dignidad y igualdad», detalla.
Más de 2.000 religiosas forman parte de Talitha Kum que está presente en más de 90 países. El proyecto surge de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) en colaboración con la Unión de Superiores Generales (USG).