La clase de Religión es un derecho del menor
La vicepresidenta de la Fundación Sociedad y Educación defiende que los niños deben poder cultivar la dimensión espiritual
Que un evento sobre la asignatura de Religión, como el I Encuentro Iberoamericano de Profesores de Religión, haya congregado a 1.000 docentes y personalidades de la talla de Pablo d’Ors, Gregorio Luri, Miguel García-Baró, Bernardito Auza, Angelo Vincenzo Zani, Andreas Schleicher o Encarna Cuenca da pistas sobre el interés que suscita esta materia, elegida por dos de cada tres alumnos en nuestro país.
Mercedes de Esteban Villa, vicepresidenta de la Fundación Europa Sociedad y Educación, que intervino en el encuentro, lo sabe. Afirma en entrevista con Alfa y Omega que la presencia de la Religión en la LOMLOE «es escasa, aunque respetuosa con el ordenamiento jurídico». «A nuestros políticos les produce temor y recelo abordar este tema. Piensan que hablar de cuestiones religiosas los va a significar», apunta. Y defiende: «La religión cuenta en el momento de tomar decisiones importantes». También dice que los alumnos que no eligen Religión deben poder contar con una actividad educativa: «No pueden jugar en el patio o irse a casa».
En este sentido, valora el trabajo que realizan los profesores de esta materia, que no es otro que el de colocar a los estudiantes ante preguntas determinantes de la vida, pues «hay muchas maneras de resolver los problemas, y la espiritual es una de ellas». «La dimensión espiritual, la que nos hace humanos, debería ser respetada, animada e inspirada en todos los alumnos, independientemente de que reciban enseñanza religiosa confesional o no», agrega.
Aunque no niega que este asunto implique el derecho de los padres, ella prefiere plantearlo de otra manera, desde el derecho del menor a cultivar todas las dimensiones de su persona: «Y las preguntas sobre el sentido son determinantes. El niño tiene derecho a que se le explique que hay maneras distintas de responder». También cree que es un derecho cultural, pues la religión «construye identidad». «El enfoque de derechos del menor, presente en la LOMLOE, abre una vía interesante para la inculturación religiosa de nuestros hijos», dice.
De Esteban, que dirige un programa de trabajo sobre sociedad civil, religiosidad y educación, constata que los profesores de Religión se sienten respetados por sus compañeros y que «son de los profesionales de la educación mejor preparados», aunque en los medios la visión que se da sobre ellos y la materia es «excesivamente negativa».