La CEE pide «conducir bien» este verano y elogia a la «mucha gente buena» que «salva vidas»
En un mensaje por la 56 Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, exige a las autoridades que «las vías públicas» se mantengan «en buen estado»
«Somos muy frágiles y al menor descuido podemos perder la vida, por eso debemos cuidarla y tratarla con mucho respeto y dedicación». Es una de las frases más contundentes del mensaje que los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana firmaron el pasado 19 de junio en preparación de la 56 Jornada de Responsabilidad en el Tráfico del próximo 7 de julio. Todos los años se celebra el primer domingo de julio debido al aumento de los desplazamientos en vacaciones y la cercanía con la festividad de san Cristóbal, patrono de los conductores y transportistas, que se celebra el día 10 de este mes.
Bajo el lema Yo soy el camino y la verdad y la vida, los prelados comienzan su misiva saludando «a todos los que estáis relacionados con la movilidad humana y la seguridad vial». Entre otros, se dirigen a «la DGT, Guardia Civil, Policía de tráfico, camioneros, taxistas, repartidores, conductores de autobús, ambulancias y bomberos». También a quienes trabajan «en servicios relacionados con la movilidad» como «gasolineras, restaurantes o talleres mecánicos». Y a «ciclistas, usuarios de patinete» e incluso «a los peatones que transitan por los centros urbanos».
En su mensaje, los obispos evidencian que «nuestras carreteras, con relativa frecuencia, son lugares donde se producen accidentes entre vehículos». Para la prevención de estas desgracias, que en el primer trimestre de 2024 se incrementaron en un 16 % respecto al mismo periodo de 2023, la Subcomisión Episcopal sentencia que «amar y respetar la vida propia y ajena, para un conductor, equivale a permanecer atento a la conducción, respetando en todo momento las normas de tráfico». Así, invita a «conducir bien y en las debidas condiciones y responsabilidad sin ser un peligro para nadie» y advierte sobre estos riesgos parafraseando a san Pablo, quien dijo a los corintios: «Cuántos viajes a pie, con peligros de ríos, peligros de bandoleros».
Los obispos no solo piden responsabilidad a los conductores, sino que exigen a « las autoridades competentes de las vías públicas que todas ellas estén bien señalizadas» y mantengan «el firme en buen estado y los arcenes seguros». Unas condiciones que definen como «esenciales para la seguridad de quienes transitan por ellas».
Finalmente manifiestan «una vez más nuestra alegría ante la fiesta del patrono de los transportistas y conductores, san Cristobal». Reconocen a la «mucha gente buena, más de la que imaginamos, que diariamente se esfuerza como conductores o peatones por hacer las cosas bien» y que, por tanto, «salvan vidas». Y se despiden con «la firme esperanza» de que este verano ocurran «cero siniestros viales».