La catequesis infantil que está cambiando una parroquia
Tras doce años, el matrimonio de José Luis y Magüi estaba en crisis. Hasta que, en Fátima, sintieron la llamada de la Virgen a fortalecer su familia y a ayudar a otras. Después de 14 años formándose y creciendo, en 2016 organizaron el primer retiro de Proyecto Amor Conyugal. Ya llevan 23, y cada convocatoria se llena en horas. También han creado un itinerario para grupos, que siguen unos mil matrimonios, y materiales para la oración conyugal. Esto hace que varias diócesis españolas lo hayan adoptado como su oferta estrella de pastoral familiar.
Basados en la teología del cuerpo de Juan Pablo II, los retiros «son muy experienciales». «Se derrama la gracia de Dios», explican sus iniciadores. Por ejemplo, «se reconstruyen matrimonios» después de una ruptura, «uno con 15 años separados». Pero la propuesta es para todos. «Aunque llevemos un camino espiritual intenso y nuestro matrimonio esté muy bien, Dios tiene algo más que decirnos».
La evangelización es para todos: todos se benefician de ella y todos pueden realizarla. Por eso, en el congreso de Getafe habrá también proyectos orientados a familias, como este; a adolescentes, como LifeTeen; y a niños, como Ven, Sígueme, creado por el instituto de vida religiosa francés Notre Dame de Vie, adaptando la espiritualidad de su fundador, el beato María Eugenio del Niño Jesús.
Su coordinadora en la parroquia San Carlos Borromeo, de Villanueva de la Cañada, es Montse Urigüen. «La catequesis como la estábamos haciendo no daba para más. Se entendía como una transmisión de conocimientos. Pero sin un encuentro con el Señor, sin un diálogo con Él, eso no sostiene la vida».
Un sacerdote francés que estaba en su parroquia, el padre Laurent, le habló de este itinerario. Pasó un año conociéndolo, y empezó a trabajar con él en su grupo de catequesis, con ayuda de una formadora francesa. Luego lo adoptaron otras catequistas, y este año ya funcionarán así los más de 20 grupos de la parroquia.
Ven, Sígueme está estructurado para tocar los temas de catequesis en un ambiente de oración. Se recibe a los niños con música, en un aula despejada en la que se van encendiendo velas. Se lee un fragmento corto y adaptado de la Escritura, y se trabaja con preguntas. «No para ver si lo han entendido —matiza Urigüen—, sino sobre lo que les ha suscitado. Después se quedan en silencio, y cada uno puede orar el tiempo que desee» delante de un árbol de madera. A continuación, en otro espacio, se trata el mismo tema mediante una actividad. De ahí sale un objeto que se llevan a casa.
Desde que se atrevieron a cambiar el chip, en San Carlos Borromeo «han pasado cosas maravillosas». Primero, «se despertó entre las catequistas un deseo de saber más y de entrar más en diálogo con el Señor». También ha enganchado a los niños, que «al llegar a casa entran en diálogo con los padres». «Algunas madres nos empezaron a decir que lo que les decían sus hijos les había hecho pensar». Varias han empezado a acudir a la formación de catequistas y se han incorporado al equipo. «Y, en general, en toda la parroquia nos hemos dado cuenta de la necesidad de hacer lectio divina y oración. Y han surgido varios grupos de Biblia».