Emilio Estévez, hijo del gran actor Martin Sheen —del que hablamos cuando estrenó The way, interesante película sobre el Camino de Santiago—, ha escrito y dirigido La biblioteca, que llega ahora a España en plataformas. Una biblioteca pública de Cincinatti (Ohio) acoge en su horario de apertura a varias decenas de personas sin hogar durante los días de frío invernal. Pero a la hora del cierre deben volver a las calles o a centros de acogida. Stuart (Emilio Estévez) es el funcionario de la biblioteca que los coordina. Un día en el que las temperaturas son extremas, los mendigos deciden quedarse allí a pasar la noche, ya que los centros de acogida están llenos. Stuart opta por apoyarlos contra la voluntad de sus superiores. El fiscal general de la ciudad, Josh Davis (Christian Slater), que se presenta a las elecciones a la alcaldía, se pone al frente de la represión policial, que encabeza el agente Ramstead (Alec Baldwin), cuyo hijo casualmente es también una persona sin hogar.
La película, que tiene un inevitable sabor capriano, se distancia de Frank Capra en su final, demasiado abierto y metafórico. Probablemente, Estévez no pretende contar un cuento de final gratificante, sino visibilizar el drama de los sin techo, que tiene poco de cuento de hadas. Pero lo más sabroso son los personajes del filme. El de Stuart, con un crudo pasado, empatiza con las sencillas pretensiones de las personas sin hogar, que solo desean no morirse de frío. El director de la biblioteca, que al principio opta por recurrir a las fuerzas del orden, va a acabar escuchando la voz de su conciencia, aunque ello le cueste el puesto. Otros personajes secundarios, como la casera de Stuart, o su compañera Myra (Jena Malone), completan el tono capriano del filme. Por su parte, el fiscal Davis recuerda al banquero de Qué bello es vivir o al insensible Scrooge de Dickens, con su defensa de las casas de caridad como solución a los problemas.
La película también toca, de soslayo, la tentación del populismo y el difícil equilibrio entre la necesidad de la ley y el orden, y los movimientos sociales que exigen un cambio de sistema. Estévez opta por un pacifismo a lo Ghandi, o por un franciscanismo, claramente identificable cuando los mendigos se quedan desnudos, como hizo san Francisco delante de su obispo. En cualquier caso su populismo, también capriano, es siempre pacífico y nada tiene que ver con el reciente asalto al Capitolio de los Estados Unidos.
La biblioteca no edulcora el retrato de las personas sin hogar, y les muestra con sus taras, sus brotes agresivos, las secuelas de sus heridas y adicciones, pero también con su sencillez y nobleza, y a algunas con una mirada pura y esencial. La película no es redonda, le faltan algunos desarrollos y, como he dicho, ofrece un discutible final. Pero compensa la valentía de poner sobre la mesa un asunto al que todos acostumbramos a no mirar demasiado de cerca. Y eso sí, es entretenida, interesante y original.
Emilio Estévez
Estados Unidos
2020
Drama
+13