La archidiócesis de Valencia ya tiene dos nuevos obispos auxiliares   - Alfa y Omega

La archidiócesis de Valencia ya tiene dos nuevos obispos auxiliares  

En su ordenación, Fernando Ramón y Arturo Javier García han agradecido «la preciosa experiencia de Iglesia doméstica» que han vivido en sus familias y han ofrecido su ministerio a la Virgen de los Desamparados

Ester Medina Rodríguez
Ceremonia de ordenación este sábado en la catedral de Valencia. Foto: Alberto Saiz/ Delegación Medios Arzobispado.

Este sábado, la archidiócesis de Valencia ha recibido con los brazos abiertos y gran emoción la ceremonia de ordenación de Fernando Ramón y Arturo Javier García como obispos auxiliares. La Eucaristía ha tenido lugar en la catedral y ha sido presidida por el arzobispo Enrique Benavent y concelebrada por el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, junto al obispo emérito de Sant Feliu de Llobregat, Agustín Cortés.  

En la homilía, Benavent se ha dirigido a los nuevos obispos auxiliares y les ha recordado que «no recibimos el ministerio episcopal para nuestro provecho, sino para la edificación de la Iglesia». Asimismo, ha pedido a la feligresía «orar por ellos para que su ministerio contribuya a la edificación de la Iglesia como una comunidad de fe, esperanza y caridad». 

Junto a más de 40 obispos y arzobispos procedentes de muchas diócesis españolas, el templo se ha abarrotado de familiares, amigos y feligreses que han querido acompañar a Ramón y García en su nuevo caminar. Entre otros prelados presentes, también se han encontrado el presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, Luis Argüello; el cardenal y arzobispo de Barcelona, Juan José Omella; el obispo de Santander, Arturo Ros; y el cardenal Carlos Osoro, arzobispo emérito de Madrid y de Valencia. 

Tras la Eucaristía, los dos nuevos obispos auxiliares han dirigido unas palabras de agradecimiento por este nuevo ministerio. «Que podamos llevar esperanza a todas las personas que han sido víctimas de la catástrofe que ha golpeado nuestras tierras y siguen bajo el dolor por la pérdida de seres queridos y por las condiciones en que han quedado sus vidas, viviendas y trabajos», ha expresado Fernando Ramón, refiriéndose a la terrible DANA del pasado octubre, cuyas consecuencias aún siguen presentes en esa comunidad. Además, también ha dirigido unas cariñosas palabras a sus padres, agradeciendo «la preciosa experiencia de Iglesia doméstica» y la ayuda para «crecer en la fe y ser lo que soy y como soy»

Por su parte, Arturo Javier García también ha dado las gracias por el bautismo, así como a «los amigos que hice en convivencias y campamentos», y que muchos le han acompañado hoy. Además, ha recalcado que «como obispo querría ser muy dócil a la Iglesia, para ayudar al arzobispo. Quiero ser un criado de Dios Padre que va por los caminos invitando a la fiesta del banquete, a que crean y acudan a Misa, a escuchar la Palabra de Dios, a comulgar, a vivir en familia en parroquia. Para esta tarea me siento sobrepasado, desamparado, y pido a la Virgen María Nuestra señora de los Desamparados su intercesión». 

Visita de los obispos auxiliares, aún electos, a la basílica de la Virgen de los Desamparados. Foto: Archidiócesis de Valencia.

Con la intercesión de la Virgen de los Desamparados 

Previo a la Eucaristía solemne de ordenación, los dos obispos auxiliares, aún electos, han visitado la basílica de la Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia, para venerar la imagen de la Mare de Déu, rezar ante ella y ofrecerle su nuevo ministerio. Después, han firmado también en el libro de honor. «Como en cualquier lugar de la diócesis, he tenido cerca, desde siempre, a esta preciosa advocación de María. Hoy pongo en tus manos, Madre de la Iglesia, este ministerio episcopal que hoy mismo comienza, con la seguridad de que no me faltará tu amparo, para servir a esta diócesis».  

Con estas palabras ha firmado Arturo Javier García, mientras que Ramón ha reconocido que la Virgen de los Desamparados «ha estado siempre en mi vida, mostrándome su tierna maternidad, y siendo modelo de proximidad a los últimos y a los más necesitados. Dejo mi vida en sus manos, para que sea ella la que me acerque a sus hijos más queridos, los desamparados de nuestra sociedad».