Barcelona reitera su «solicitud de perdón ante las víctimas» de un párroco en los años 70
Las anima a que «comparezcan ante el Arzobispado de Barcelona y presenten su denuncia»
«Queremos afirmar nuevamente que estamos a la absoluta disposición del señor Aurelio Álvarez con el objetivo de que pueda reparar la profunda herida personal y espiritual que le provocó el abuso sexual que sufrió», ha declarado en la mañana del 10 de junio la Oficina de Comunicación y Relaciones Institucionales de la archidiócesis de Barcelona. A través de un Comunicado en respuesta a una información publicada por el diario ‘El País‘, la archidiócesis aborda la acusación de abusos por parte del párroco José Mariné Jorba, de la que el diario se hizo eco el pasado sábado 8 de junio.
La archidiócesis señala que Mariné, quien falleció en 2010, fue denunciado «el 28 de marzo de 2023 por unos hechos ocurridos a mediados de los años 70». Por aquel entonces era «párroco de la parroquia de San Félix Africano» en el barrio barcelonés Ciutadella-Vila Olímpica. Según publicó El País este sábado, «el cura disponía de un piso donde llevaba a los monaguillos para agredirlos sexualmente».
El equipo de comunicación de la archidiócesis recalca en su comunicado que «en el mismo momento en que el señor Aurelio Álvarez presentó la denuncia, desde el Arzobispado de Barcelona se le ofreció atención psicológica y espiritual». Primero, contratando y sufragando una psicóloga. Después, «y a requerimiento de la víctima, se derivó el caso a una psicóloga que él mismo escogió y se siguió asumiendo el coste íntegro del tratamiento».
La archidiócesis también cuenta cómo, al recibir la denuncia y «tras la investigación necesaria», en abril de 2023 el Tribunal Eclesiástico de Barcelona solicitó al de Cartagena «tomar declaración como testigo a Pere Muñoz». Aunque el año pasado vivía en Cartagena, en la década de 1970 fue «vicario de la parroquia de San Félix Africano en el momento de los hechos».
En su declaración en 2023, Pere Muñoz, de 95 años, manifestó «expresamente» que «nunca vio nada, pero sí sabía que en las reuniones habituales del párroco con algunos de los niños de la parroquia podía suceder algo irregular». Pese a mantener tal sospecha, «nunca lo denunció a sus superiores». Muñoz señaló en 2023 la «existencia de otro sacerdote externo a la parroquia, de quien no recordaba el nombre, que también intervenía». No obstante, aunque tanto la denuncia de Aurelio Álvarez como la declaración de Pere Muñoz sostienen «que hay más víctimas», por el momento «no hay ninguna otra denuncia aparte de la del señor Aurelio Álvarez».
De acuerdo con la Oficina de Comunicación y Relaciones Institucionales barcelonesa, cuando la declaración de Pere Muñoz llegó al arzobispo Juan José Omella, este ordenó «que se abrieran diligencias para determinar las responsabilidades que se puedan derivar». Y «aunque el encubrimiento no estaba previsto en el derecho canónico aplicable a la época de los hechos», se consideró que Muñoz «con su silencio había perjudicado gravemente a las víctimas». Lo que suponía una «infracción grave» y hacía «necesaria una reparación».
Este castigo, decidido el 14 de diciembre de 2023, consistió en «el remedio penal de reprensión acompañado de penitencia». Así, Pere Muñoz se comprometió a que «él mismo pidiera perdón por su omisión a través de un escrito dirigido al señor Aurelio Álvarez». Pero finalmente, y pese al seguimiento del Arzobispado, esta solicitud oficial de perdón jamás llegó a realizarse debido a «la avanzada edad y la enfermedad de Pere Muñoz».
Apenas cinco meses después de que se decretara ese remedio penal, la diócesis de Cartagena comunicó a la de Barcelona «el fallecimiento de Pere Muñoz». Esta última se lo hizo saber a través de un correo electrónico a Aurelio Álvarez en el que también pidió «el perdón que el difunto no tuvo tiempo de formalizar por escrito».
Ante el interés de Aurelio Álvarez por «conocer exactamente qué declaró Pere Muñoz», el Arzobispado de Barcelona «le facilitó la lectura de la declaración íntegra» de este sacerdote. Después, la víctima «nos manifestó su agradecimiento por haber podido leer este documento». «La comunicación con el señor Álvarez ha sido fluida a lo largo de este año, tanto telefónicamente como por correo electrónico», sentencia la archidiócesis.
Al final de su comunicado, la Oficina de Comunicación y Relaciones Institucionales reitera «nuestra solicitud de perdón ante todas las posibles víctimas». Y las anima a que «comparezcan ante el Arzobispado de Barcelona y presenten su denuncia».