«La aportación de los migrantes ha sido fundamental para el crecimiento social y económico»
El Papa reivindica, en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que su presencia también «es una oportunidad cultural y espiritual para todos»
El Papa Francisco reivindica la aportación de los migrantes a nuestras sociedades y a todos los niveles. Lo hace en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado que el próximo 25 de septiembre celebra su 108 edición con el lema Construir el futuro con los migrantes y los refugiados.
«La historia nos enseña que la aportación de los migrantes y refugiados ha sido fundamental para el crecimiento social y económico de nuestras sociedades. Y lo sigue siendo también hoy. Su trabajo, su capacidad de sacrificio, su juventud y su entusiasmo enriquecen a las comunidades que los acogen», escribe el Pontífice.
En su opinión, esa aportación será mucho mayor si fuera valorada y apoyada a través de programas específicos. «Se trata de un enorme potencial, pronto a manifestarse, si se le ofrece la oportunidad», reconoce.
El Papa también destaca que la acogida de migrantes, además de un reto, es «una oportunidad de crecimiento cultural y espiritual». Afirma que gracias a ellos «tenemos la oportunidad de conocer mejor el mundo y la belleza en su diversidad, podemos madurar en humanidad». Y continúa: «Descubrimos también la riqueza que encierran religiones y espiritualidades desconocidas para nosotros, y esto nos estimula a profundizar nuestras propias convicciones».
Revitalizan la vida de las comunidades católicas
Estas bondades también afectan a la comunidad católica, pues la llegada de católicos de otros países «ofrece energía nueva a la vida eclesial de las comunidades que los acogen». «Son a menudo portadores de dinámicas revitalizantes y animadores de celebraciones vibrantes. Compartir expresiones de fe y devociones diferentes representa un ocasión privilegiada para vivir con mayor plenitud la catolicidad del pueblo de Dios», recoge el Pontífice.
En este sentido, ha defendido que el proyecto del Evangelio siempre «es inclusivo y sitúa en el centro a los habitantes de las periferias existenciales», entre ellos, migrantes, refugiados, desplazados y víctimas de trata. «Nadie debe ser excluido. La inclusión de personas más vulnerable es una condición necesaria para obtener la plena ciudadanía», concluye.