La Almudena inaugura la capilla de Juan Pablo II
Culmina el proyecto de la nueva capilla dedicada al Papa polaco en la catedral de Madrid, una intervención que ha superado todas las expectativas
Ayudados de una grúa, una decena de hombres se afanan en dejar en su sitio exacto una inmensa piedra, de tres toneladas de peso, a la entrada de la que será la nueva capilla de san Juan Pablo II de la catedral de Santa María la Real de la Almudena. Trabajan al milímetro para que la roca, que simboliza el primado de Pedro, esté perfectamente centrada y que las rejas se puedan abrir sin problema dejando espacio, además, para que acceda la gente. Este cuidado del detalle es la nota distintiva de todos los trabajos que se han llevado a cabo en el mes que ha durado el montaje. Lo cuenta Nacho Barba, jefe de proyectos del estudio de arquitectura Cano y Escario, que diseñó la intervención, y coordinador de la obra. «Se han rehecho detalles con el mismo mimo que si fuera de cero; en las obras se acaba y punto, pero aquí la gente no tenía conciencia de que daban igual las cosas».
Otra situación que no ha vivido el arquitecto nunca, y lleva ya unos cuantos trabajos a sus espaldas, es la implicación de los profesionales. «Todo el mundo ha puesto lo mejor de sí mismo; han trabajado contentos, sentían que estaban participando en algo único, que construyendo la capilla estaban construyendo un trocito de la catedral».
Han sido más de 70 personas las que han participado, desde iluminación, electricidad, cantería, diseño gráfico, carpintería, gruistas, personal de mantenimiento del templo… «Profesionales como la copa de un pino», zanja Barba. «Gente de distintos oficios que se han coordinado muy bien y se han ayudado entre ellos», y esto, remarca, no es habitual. El proyecto ha tenido una fase inicial de tres meses de duración, en la que se han fabricado los pórticos de madera de cedro que recubren las paredes de la capilla. Una estructura que ha superado las expectativas de los propios arquitectos. Una cosa es pensarlo y dibujarlo, reconoce Barba, y otra, el resultado final, en el que les han sorprendido muy gratamente las texturas, que ofrecen diferentes tonalidades; el olor que desprende el cedro, y ese diálogo entre la piedra y la madera, «que no tapa, sino que pone en valor la estructura original». Una estructura, por cierto, que se ha respetado al máximo, «sin interferir en ella». También la iluminación, con cinco juegos de luces diferentes, presididas por tres lámparas que simbolizan la Santísima Trinidad; y el confesionario, porque se mantiene el carácter penitencial del espacio.
La capilla, situada junto a la sacristía mayor, será inaugurada por el cardenal Osoro este domingo, 13 de noviembre, tras la Misa de 12:00 horas con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres. El proyecto ha sido sufragado por el Cabildo y todo el que quiera puede hacer una aportación económica a través de capillajp2.archimadrid.es, donde además está toda la información detallada del proyecto. «En las obras te quedas con la imagen final, pero aquí el proceso ha sido muy bonito; ya esto ha merecido la pena», concluye Barba.