La adoración perpetua vuelve «aún más fuerte» - Alfa y Omega

La adoración perpetua vuelve «aún más fuerte»

Las capillas de adoración perpetua vuelven a la normalidad «en más de un 90 %» tras la pandemia, y han abierto cinco más

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Óculo con el Santísimo en la iglesia de San Manuel González. Foto: Parroquia San Manuel González.

«Lo de la adoración perpetua tenemos que contarlo más. Es increíble. Con solo dar una hora de tu tiempo a la semana se beneficia mucha gente. Cualquiera puede entrar de día o de noche a estar con el Señor, y los frutos que da a la parroquia, al barrio y a tu propia vida son enormes. La gente está encantada», afirma Margarita del Campo, una de las coordinadoras de la capilla de adoración perpetua de la parroquia de San Manuel González, en San Sebastián de los Reyes, al norte de Madrid.

La de San Manuel es una de las cinco nuevas capillas de adoración perpetua ante el Señor que se han abierto en España desde el confinamiento, junto a las de Granada, Tarragona, Manresa y Toledo. Si en marzo de 2020 había 65 capillas en todo el territorio nacional, ahora son ya 70, y solo tres de ellas han tenido que cerrar de noche por falta de adoradores. «La adoración perpetua ha vuelto poco a poco a la normalidad, y encima se siguen abriendo nuevas capillas», afirma Javier Taberner, colaborador del padre Justo Lofeudo, el principal impulsor de la adoración perpetua en España.

La capilla de San Sebastián de los Reyes es una de las más recientes. Foto: Parroquia San Manuel González.

Taberner cuenta que, en los primeros momentos de la pandemia, la mayoría de las capillas cerraron sus puertas, aunque alguna siguió abierta 24 horas al día, incluso en pleno confinamiento. «No hubo ninguna directriz específica, sino que cada una siguió las indicaciones de sus diócesis», afirma. Se dio el caso de que, cuando se decretó el toque de queda, muchos adoradores entraban en la capilla a las 22:00 horas y no salían hasta las 06:00 horas. Otros salvaron las restricciones a la movilidad con salvoconductos emitidos por sus parroquias o sus obispados, e incluso algún servicio jurídico diocesano se prestó a solucionar cualquier contratiempo si hubiese sido necesario.

«Al final no hizo falta –afirma Javier Taberner–, porque muchas veces se solucionaron los imprevistos con una simple conversación con la Policía». En este sentido, revela que «durante el confinamiento y los meses siguientes ha sido muy sorprendente comprobar la colaboración de los ayuntamientos. Consistorios dirigidos por partidos políticos de muy diferente signo han estado muy volcados, porque saben que tener una capilla de adoración perpetua es un bien para su localidad, algo que une a todos».

70

son las capillas de adoración perpetua en España, contando con las nueva incorporaciones, abiertas desde el confinamiento por la pandemia

El revés de esta historia es que en muchas capillas ha habido adoradores que han fallecido por la pandemia, y otros no han vuelto a su turno por miedo al contagio, e incluso hay mayores a los que sus hijos no les permiten ya volver para evitar riesgos. Sin embargo, la respuesta de los fieles en estos dos años ha sido abundante y generosa: «No recuerdo un solo momento de angustia por no poder cubrir los turnos», defiende Ester Abad, coordinadora de la capilla de Catarroja, en Valencia.

«Con más entusiasmo»

Si al comienzo del confinamiento la capilla tuvo que cerrar sus puertas y «sustituir la adoración perpetua por la oración perpetua», a los pocos días volvió a abrir «con prudencia, pero con más entusiasmo». A la vuelta, muy pocos adoradores se dieron de baja y prácticamente todos volvieron a sus turnos. «Está claro que esto lo lleva el Señor –afirma Ester Abad–. Si no, sería imposible cubrir todas las horas del día y de la noche, con confinamiento o sin».

Ester Abad en la capilla de adoración perpetua de Catarroja. Foto cedida por Ester Abad Linares.

Lo mismo dice Margarita del Campo: «Humanamente, una capilla de adoración perpetua es una locura. Es Dios el que mueve los corazones y hace que la gente sea generosa». En San Manuel González, el Santísimo está expuesto durante el día en un óculo sobre el retablo de la iglesia, y por la noche en la capilla situada justo detrás. «Este proyecto es una ilusión de la parroquia desde que se puso en marcha. Ha habido muchos conventos de clausura rezando por esta intención, e incluso el Papa nos dijo que iba a rezar por ella», afirma.

«Creo que se puede decir que la adoración perpetua en España ha vuelto a la normalidad en más de un 90 %», señala Javier Taberner, «e incluso con más fuerza, porque la gente está revalorizando la importancia de poder tener al Señor junto a nosotros las 24 horas del día. En realidad, el regalo nos lo hace Él».