La Adoración Nocturna quiere rejuvenecerse
«La Iglesia está viviendo un rejuvenecimiento eucarístico: cada vez más gente busca formas de adorar al Señor, hay muchos textos de los papas de los que no disponíamos hace 50 años… Esto es una maravilla, una gracia de Dios». Sin embargo, paradójicamente, una de las realidades eclesiales pioneras en promover el culto al Santísimo, la Adoración Nocturna Española (ANE), «está decayendo un poco. Esto da que pensar». Este es el panorama al que hace frente José Luis González Aullón, que en noviembre de 2016 fue elegido presidente de ANE. Esta realidad eclesial, fundada por Luis de Trelles en 1877, vive estos días –miércoles o sábado, según los lugares– uno de sus momentos fuertes del año, la vigilia de Corpus Christi, que «está abierta a todos los que quieran participar».
González Aullón se estrenó como adorador nocturno en Barcelona con 20 años, hace ahora 50. «Estar en presencia del Señor de noche, en silencio, lejos de la actividad, el ruido y las prisas, es único. Es mucho más fácil abrir el corazón para estar con Cristo. No se trata solo de hacer un rato de adoración. Es estar unido a Él, que solía retirarse por la noche a orar».
Para que este manantial de gracia no se apague, nada más ser elegido González Aullón comenzó un intercambio con sus antecesores, otros candidatos a la presidencia y algún sacerdote. Juntos, elaboraron un plan de trabajo con dos objetivos: mejorar la vivencia de fe que ofrece ANE, y lograr que crezca el número de los adoradores.
«Hay muchas cosas –explica– que quizá se han quedado anquilosadas, demasiado rutinarias. Los tiempos van cambiando y la Adoración Nocturna tiene que recoger esos cambios». Esto supone, en primer lugar, que «cada adorador se esfuerce en rejuvenecer su vocación, y ver cómo debe actuar en su ambiente desde su espíritu de adoración».
Recuperar el silencio
Pero también exige enmendar la «desvirtuación» que ha habido en las vigilias. Cuando fundó la Adoración Nocturna en España, Luis de Trelles «añadió a lo que había visto en Francia media hora de oración personal en silencio. Eso puede resultar una eternidad para gente que no está acostumbrada, y en seguida ese tiempo se empezó a rellenar con otras cosas. Hay que recuperarlo, porque al mismo tiempo cada vez hay más anhelo de ello».
El segundo reto es «atraer a la juventud, recuperar las secciones que han tenido que cerrar por falta de adoradores, y lograr que se creen otras nuevas».
Para ello, miran sobre todo a las parroquias. Han elaborado un esquema, pendiente de desarrollar, para un plan diocesano de promoción de la Adoración Nocturna. «Queremos presentárselo a cada obispo, para que conozca nuestras líneas generales, y pedirle que lo anuncie a su consejo presbiteral. Luego nos sentaremos con cada presidente diocesano –gracias a Dios la ANE está presente en todas las diócesis– para ver dónde se puede recuperar lo que se ha perdido, y a qué parroquias y otros lugares se podría ir porque estarían felices de recibir ayuda para crear una sección nueva». Para acoger la Adoración Nocturna –aclara–, no hace falta poder organizar vigilias de toda la noche. «En la mayoría de sitios las vigilias son solo de dos o tres turnos».
Un aliado clave en esta renovación son los jóvenes. ANE ya lleva años dedicándoles tiempo, por ejemplo a través de los Encuentros Nacionales de Adoradores. Este año, Loeches, en la madrileña diócesis de Alcalá, acogerá la XIV edición del 14 al 16 de julio. «Están invitados todos los jóvenes que quieran vivir la experiencia de la adoración», tanto nocturna como no.