«Me amenazaron con matarme si no me prostituía. Me pasé semanas enteras sin ver el sol»
Un documental de la productora Gaudium Multimedia pone rostro a las mujeres acogidas por el proyecto Santa Marta, de Cáritas Toledo
«Me enamoré de un chico de mi país y me dijo que vinera a España a trabajar de camarera, y así empezó mi infierno. Me engañaron. Me sentí esclava, sin libertad, sin papeles, sin dinero. Me amenazaron con matarme a mí y a mi familia si no me prostituía. Me dieron palizas, no podía escapar. Me pasé semanas enteras sin ver el sol, sin saber si era de día o de noche»: esta es la historia de Katya, una mujer de 29 años víctima de trata, recogida en el documental Proyecto Santa Marta, lanzado este miércoles por la productora Gaudium Multimedia para dar a conocer la labor de este apostolado de Cáritas Toledo con las mujeres víctimas de trata.
En el video aparece también Marisol, una mujer de 46 años que empezó a prostituirse «porque me acababa de divorciar y necesitaba el dinero para mantener a mis hijos». Después de un tiempo en el que llevaba «una doble vida», empezó a sentirse «sucia, rota y destrozada», sobre todo tras constatar que «por mi cama han pasado jueces, médicos, bomberos, policías…, personas que se supone que son gente de confianza. ¿De quién me iba a fiar? No me podía fiar de nadie…», lamenta.
A mujeres como ellas va dirigido el proyecto Santa Marta, una iniciativa de Cáritas Toledo que ha permitido dejar la calle a 23 mujeres desde 2015. Gracias a su labor, pueden contar con un alojamiento alternativo inmediato cuando toman la decisión de abandonar la prostitución. Y con objeto de normalizar su vida personal y familiar, el proyecto ofrece también un plan de búsqueda de empleo y la posibilidad de integrarse en una comunidad parroquial.
Debido a ello, Katya puede decir hoy que «gracias a la Iglesia hoy estoy viva». Así cuenta en el video cómo conoció esta iniciativa: «Yo recordaba que en mi país, cerca de mi casa, había una parroquia católica y allí ayudaban a todo el mundo. Entonces una noche escapé y corrí sin mirar atrás, y a la primera persona que encontré le pregunté por la iglesia más cercana. Fui allí y me encontré con un sacerdote, que fue como un ancla que me envió Dios».
El caso de Marisol fue distinto, pues «un día vinieron a verme a la calle unas voluntarias de Cáritas y me hablaron de Santa Marta. Fui por curiosidad y me di cuenta de en lo que me había convertido. Salí de esa vida gracias a personas que confiaron y creyeron en mí».
Como afirma Nicole, otra de las protagonistas del video, «en Santa Marta conocí por primera vez lo que es el amor. Yo no era creyente, pero conocí el amor verdadero. Conocí a Jesucristo y supe que a ese Dios no lo cambiaba por nada. Ahora ya no puedo entender mi vida sin Él».