El arzobispo Julián Barrio recibe a Álvaro Calvente a su llegada a Santiago de Compostela
El peregrino, acompañado de su padre y su padrino, ha ofrecido el sufrimiento del camino por el Papa y por Ucrania
El Camino de Álvaro ha llegado a su fin. Los peregrinos —Ildefonso y Álvaro Calvente, y Carlos Márquez— ya se encuentran en Santiago de Compostela y han puesto las muchas peticiones que los internautas les mandaban a través de las redes sociales —«algunas de ellas muy fuertes», asegura Ildefonso— ante la tumba del apóstol.
Una vez allí, después de la mítica foto ante la catedral y de fundirse en un abrazo con el que «me fue imposible retener las lágrimas», el trio de peregrinos ha sido recibido por el arzobispo Julián Barrio, que «ha estado muy cariñoso con nosotros», dice Calvente padre a Alfa y Omega tras salir del encuentro.
«Ha dejado que Álvaro tocara todo, el pectoral, el anillo, los botones de la sotana… Le daba besos, caricias en la cara y luego Álvaro ha cogido las manos de don Julián y le ha pedido la bendición». El arzobispo, por su parte, «nos ha preguntado qué tal ha ido el camino y nos ha reconocido que “estaba preocupado por el niño porque veía que llovía mucho”. Es decir, que ha estado atento a nuestra historia».
Sufrimiento ofrecido por el Papa
Efectivamente, «nos ha llovido mucho. Ha sido el camino más duro de los tres que hemos hecho», reconoce el padre de Álvaro. «Pero el sufrimiento ha permitido que, una vez completada la peregrinación —siempre tratando de poner la mejor cara—, apreciemos mucho más el camino que hemos recorrido», añade.
Además de la lluvia, «a mí se me clavó una uña y se me infectó la herida, y a Carlos le apareció un dolor intenso en la planta del pie». Lejos de renunciar, «decidimos tirar para adelante y ofrecerlo por el Papa», asegura Ildefonso. «“Este día en el que tenemos estos dolores es el que vamos a ofrecer por el Santo Padre y su enfermedad”, dijimos».
Junto con la oración por el Pontífice, la otra gran intención que llevaban en el corazón los peregrinos era la situación de Ucrania y «precisamente nos hemos encontrado dos chicas de este país», una monja y una laica, recorriendo el camino. «Cuando nos dijeron que eran de allí les respondí con un “buenos días” en ucraniano y se quedaron muy sorprendidas». Entonces, Ildefonso Calvente les explicó «que tenemos dos niñas acogidas en casa y que estábamos ofreciendo el camino por la invasión».
Además de las peregrinas ucranianas, los malagueños se han encontrado con gente de países como Lituania, México o Portugal. «La verdad es que había mucha gente. También muchos grupos de niños y jóvenes, lo que me ha sorprendido», concluye el padre de Álvaro Calvente. Se nota que es Año Santo.