Jubileo en Covadonga: Un año de «esperanza, ilusión y agradecimiento»
Este sábado el arzobispo de Oviedo clausurará el Año Jubilar Mariano de Covadonga con una Eucaristía en la basílica del real sitio, a la que acudirán también los reyes de España acompañados por la princesa Leonor y la infanta Sofía
«Hay una magia en los números cuando estos nos concitan al festejo agradecido por cumplirse la fecha de algo importante en la que hacemos memoria de lo que nos ha sucedido», recordaba el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz, hace tan solo unos días. La diócesis asturiana ha celebrado, durante todo un año, el centenario de la coronación de la Virgen de Covadonga, la Santina, como es llamada cariñosamente. El 8 de septiembre de 1918, el cardenal Victoriano Guisasola, arzobispo de Toledo y asturiano, presidía en Covadonga el acto de coronación canónica de la Virgen y el Niño que porta en sus brazos, en presencia de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Finalizado el acto, las imágenes coronadas de la Virgen y el Niño fueron conducidas desde la explanada de la basílica hasta la Santa Cueva en una procesión encabezada por la conocida Cruz de la Victoria, que se conserva en la catedral de Oviedo y fue llevada al santuario para la ocasión. El Papa Benedicto XV había concedido, además, la gracia de un Jubileo especial entre marzo y octubre.
Cien años más tarde, la diócesis de Oviedo ha recordado este acontecimiento con la celebración de un Año Jubilar Mariano, que dio comienzo el 8 de septiembre de 2017 –festividad de Nuestra Señora de Covadonga– y que se clausurará este sábado. Un día que tradicionalmente es fiesta grande en Asturias, y que en esta ocasión lo será aún más, al finalizar este Año Jubilar y estar presentes en el acto los reyes de España junto con sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Será el colofón de unos intensos meses en los que se han celebrado más de un centenar de actos religiosos, culturales y sociales en el santuario, que además ha duplicado el número de peregrinos y visitantes que generalmente recibe. Los cerca de dos millones que se han acercado a Covadonga estos meses suponen una cifra récord en la historia del real sitio.
El final del Año Jubilar se está celebrando con la tradicional novena que tiene lugar antes del Día de la Santina. La inauguró el 30 de agosto el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, y cada día están predicando diferentes obispos españoles. La clausurará este viernes el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, que estará acompañado –como ha ocurrido todos los días de la novena– por el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz.
Un año intenso en Covadonga
La inauguración del Año Jubilar Mariano, el 8 de septiembre del año pasado, estuvo presidida por el cardenal arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez. En su homilía, recordó que «la Santina de Covadonga es despertador de nuestra fe y, según la tradición, nos anima también a defenderla valientemente. Ella alentó a restaurar la fe en una larga epopeya histórica, que tuvo sus inicios pequeños pero vigorosos en estas montañas y que se prolongó durante siglos», manifestó, trayendo a la memoria la conocida batalla de Covadonga, que supuso el origen del Reino de Asturias, y de la que también se celebra este año el 1.300 aniversario. Por su parte, monseñor Sanz manifestaba que en la diócesis se abordaba este año con «esperanza, ilusión y agradecimiento». Ese ha sido el espíritu durante todo el Jubileo.
A partir de ese 8 de septiembre asociaciones religiosas, sociales y culturales asturianas y nacionales comenzaron a desplegar en el santuario sus actividades, ordinarias o específicamente organizadas con motivo del Año Jubilar. El propio abad de Covadonga, Adolfo Mariño, haciendo un balance pastoral, destaca las peregrinaciones penitenciales de todas las parroquias de la diócesis con la celebración de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía; los conciertos de música sacra, el estreno de una Misa inédita en honor de la Virgen de Covadonga, la presencia de todas las autoridades en diversos actos, la jornada de escolares de todo el Principado, el encuentro regional de jóvenes y seminaristas de la provincia eclesiástica, la peregrinación de las familias asturianas y la de sacerdotes y vida consagrada, las primeras Conversaciones de Covadonga con expertos en historia, naturaleza, música, economía, política y teología, el encuentro nacional de vírgenes consagradas; la Semana Mariológica, y por supuesto la novena a la Santina que ahora se ha celebrado.
Conversiones y bodas
«En resumen, no solo diría que ha sido muy positivo –afirma–, sino que son unos eventos que se han vivido con intensidad y con la fe de los hijos que se acercan a Jesús por medio de María. Y no quisiera olvidar, en este balance, la labor de los medios de comunicación por su inestimable ayuda, pues ellos son como heraldos que nos abren las puertas de nuestra sociedad asturiana, de España y también a nivel internacional».
Sin embargo, mirando hacia dentro, el abad del santuario mariano más antiguo de España reconoce que los momentos más intensos e inolvidables de este Año Jubilar han sido las confesiones y las conversiones «de mucha gente que viene herida de los zarpazos de la vida y aquí encuentran la paz que necesitaban y un regreso al Señor –subraya–. Nos vienen muchísimos enfermos, y también muchas parejas jóvenes, especialmente en verano. Y hemos visto a varios ponerse delante de la Santina y prometerse fidelidad. Ese signo de las parejas es muy conmovedor, y cada vez son más las que desean consagrar su vida y su vocación matrimonial aquí en este santuario».
Una vez clausurado el Año Jubilar, la vida y la actividad no finalizarán en Covadonga. Peregrinos de todo el mundo seguirán llenando de actividad la explanada de la basílica y visitando la Santa Cueva bajo el sonido del chorrón de agua que recuerda que naturaleza, historia y espiritualidad se unen en este lugar único y antiquísimo que, según san Juan Pablo II, es «esencia y latido de España, una de las primeras piedras de la Europa cristiana».