«El seguimiento de Cristo hizo que el Beato Juan Pablo II tomara su propia cruz cada día hasta el final, para ser como su único Maestro y Señor, quien convirtió su Cruz en un foco de atracción y de salvación para la Humanidad»: son palabras del Papa Benedicto XVI a los participantes en el Encuentro La Pastoral sanitaria al servicio de la vida a la luz del magisterio del Beato Juan Pablo II, promovido, la pasada semana, por el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud. «En los largos e intensos años de su pontificado -continuó el Papa-, el Beato Juan Pablo II proclamó que el servicio a la persona enferma en el cuerpo y en el espíritu constituye un constante compromiso de atención y de evangelización para toda la comunidad eclesial». Participó en el encuentro el obispo de Orihuela-Alicante, monseñor Rafael Palmero, miembro de este Consejo Pontificio, que destacó que «esta visión del dolor y del sufrimiento, iluminado por la muerte y resurrección de Cristo, fue testimoniada por el lento calvario que marcó los últimos años de la vida del Beato Juan Pablo II».