Jóvenes voluntarios aumentan su actividad durante el confinamiento: «Vemos a Jesús en las personas a las que ayudamos» - Alfa y Omega

Jóvenes voluntarios aumentan su actividad durante el confinamiento: «Vemos a Jesús en las personas a las que ayudamos»

Hasta que llegó el coronavirus, un grupo de jóvenes salía cada sábado en Madrid para dar comida a personas sin hogar. Con la pandemia, su actividad se ha disparado. «Nosotros vemos a Jesús en las personas a las que ayudamos», dicen

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Desde el año 2014, un grupo de amigos sale cada sábado por la tarde para comprar comida y ofrecérsela a cerca de cien personas sin hogar que viven en las calles de Madrid. Con la pandemia del coronavirus, no solo no han dejado de hacerlo sino que su actividad ha aumentado de manera exponencial. Son Jóvenes por España, un grupo de jóvenes –la mayoría estudiantes de universidad y bachillerato– que estos días compaginan sus estudios y sus clases online con su actividad de voluntariado.

«Cuando surgió todo esto del coronavirus, vimos el dinero que teníamos en común y decidimos ponernos en contacto con una residencia de ancianos para comprar lo que nos pidiesen», dice Oriol Ferré. Después, otro de los amigos propuso mandar un mensaje pidiendo dinero en redes sociales para poder seguir ayudando, «y en 24 horas conseguimos casi 5.000 euros. No nos esperábamos esa respuesta. Nos pusimos a llamar a más residencias para preguntar qué necesitaban y nos dimos cuenta de que la cosa estaba realmente muy mal», reconoce Oriol.

La iniciativa ha ido creciendo de manera exponencial, y en apenas dos semanas han podido repartir ayuda valorada en más de 50.000 euros. Eso les ha permitido repartir casi 200.000 guantes desechables, 11.000 mascarillas, más de 1.000 litros de gel desinfectante, 140 batas médicas y 55 gafas de protección, entre otros materiales de limpieza, además de más de miles de vajillas desechables y cientos de kilos de comida de primera necesidad.

Junto a ello, el abanico de beneficiados se ha ampliado más allá de las residencias. En dos semanas han donado material a numerosos albergues, parroquias, fundaciones, conventos, centros de salud, centros ocupacionales y comisarías de Madrid, además de varios hospitales de otras ciudades de España. «Gracias a la difusión que ha tenido esto por WhatsApp nos han llamado de un montón de sitios, y es difícil dar abasto», dice Oriol.

Por la mañana, los jóvenes hacen la compra de comida en supermercados y del resto de material en polígonos de Madrid, y por la tarde se reúnen a las afueras de la capital, donde en varios coches hacen el reparto por toda la ciudad de lo que han adquirido por la mañana. Además, «hay unas chicas que se dedican a llamar a residencias para preguntar qué necesitan. Otras llaman a conventos de monjas para pedir que recen por nosotros y por las personas a las que ayudamos. Hay otro que se encarga de las redes sociales. Hay otras chicas que están haciendo mascarillas en su casa o que encargan a personas que saben hacerlas. Cada uno tiene su misión».

Ello les ha permitido conocer una realidad «que te rompe el corazón. Las hermanitas de los Ancianos Desamparados, por ejemplo, no dan abasto. Nos hemos encontrado con comunidades de religiosas en las que hay varias aisladas o contagiadas. En muchos sitios la situación es muy difícil». Pero, al final, «las muestras de gratitud que recibimos de la gente son inmensas».

Aunque cumplen con todas las precauciones sanitarias, su actividad no deja de suponer un riesgo para ellos, «pero nosotros hacemos lo que tenemos que hacer –dice Oriol–. Yo tengo en la mente ese pasaje del Evangelio en el que Jesús dice: “A Mí me lo hicisteis”. Nosotros vemos a nuestro Jesús en las personas en las que ayudamos».