Jóvenes católicos se proponen frenar la polarización - Alfa y Omega

Jóvenes católicos se proponen frenar la polarización

La Red Fratelli, una iniciativa impulsada por la archidiócesis de Madrid, apuesta por el diálogo y por tender puentes. En su último encuentro sentó en la misma mesa a representantes políticos de distinto signo

Fran Otero
Saludo del cardenal Carlos Osoro al inicio de la reunión. Foto: Fandiño.

Puede parecer una paradoja, pero hay un consenso a nivel político, social e incluso eclesial: la polarización existe y es un problema. Otra cosa son las causas o quién es el responsable. Los datos lo confirman, pues, según un estudio conjunto de la consultora LLYC y la organización +Democracia, la polarización ha crecido en todo el mundo cerca de un 40 % en los últimos cinco años. Y España, según el mismo informe, es uno de los países más polarizados de Iberoamérica. Esta triste realidad también la muestran los hechos, como las habituales broncas en el Congreso, el señalamiento público a los que piensan diferente en redes sociales, comentarios en periódicos digitales o las etiquetas que se ponen en el ámbito estrictamente personal. Y todo esto, que algunos consideran solo palabras, tiene consecuencias. Una muy reciente: esta semana, el obispo auxiliar de Madrid José Cobo fue increpado por un hombre por la calle. Lo acusaba de estar haciendo daño a España y a la Iglesia.

El prelado contó la experiencia durante la última reunión de la Red Fratelli, un punto de encuentro impulsado por el cardenal Osoro y la Delegación Episcopal de Jóvenes para promover el interés de los jóvenes por la política y los asuntos sociales. Y lo hizo para contraponer esa actitud reprochable con la que unía bajo el paraguas del Arzobispado de Madrid a jóvenes de diversas realidades políticas y sociales para debatir sobre la polarización. «No nos conocemos y queremos acercarnos. Pensamos distinto y no pasa nada», dijo Cobo. Dos representantes políticas y un juez confirmaron que la crispación en la vida pública española es un problema. Elisa Vigil, diputada del PP en la Asamblea de Madrid, sostuvo que esta situación viene marcada por la pérdida de los principios y valores básicos. Citó el olvido de Dios y de las raíces cristianas, y se mostró pesimista: «Veo difícil, aunque no imposible, encontrar puntos de encuentro. Hay disentimientos grandes y acusados». María Guijarro, diputada en el Congreso por el PSOE, confesó que en estos momentos el ambiente en la Cámara Baja «no es bueno» y que hay, incluso, actitudes corporales que crispan el ambiente. La solución pasa por romper esa dinámica: «A los que nos mueven unos valores, y yo soy creyente y practicante, tenemos una responsabilidad mayor. Debemos ser puntos de encuentro».

El magistrado Miguel Ángel Encinar trabaja en el Gabinete Técnico del Tribunal Supremo, Área Penal, como letrado coordinador. Por ahí han pasado cuestiones tan controvertidas como la ley del solo sí es sí o la sedición. Reconoció que el mundo judicial también está polarizado, pero invitó a separar a los políticos jueces —los que entran en política— y a los jueces políticos —los que forman parte de órganos judiciales— de la gran mayoría que va a su juzgado a trabajar. En su opinión, la polarización es una opción personal y, por tanto, la solución está en cada uno de nosotros: «Debemos conocernos a nosotros mismos y ponernos en los zapatos del otro».

«Los creyentes tenemos más responsabilidad. Seamos puntos de encuentro»
María Guijarro
PSOE

La segunda parte del encuentro abordó el enfrentamiento en el seno de la propia Iglesia. María Teresa Compte, directora del máster de Doctrina Social de la Iglesia de la Fundación Pablo VI y colaboradora de Alfa y Omega, recordó que hay polarización porque «no hay memoria», por la tentación del perfeccionismo, por el rupturismo o la negación del valor de lo heredado y por el ideologismo. Sobre esta última cuestión, hizo suyas las palabras del cardenal Zuppi en una entrevista reciente: «Lo que nos falta a los católicos son ideas y nos sobran ideologías. La mentalidad ideológica es dogmática. Es la peor de las tentaciones». La doctrina social de la Iglesia es, dijo, un buen instrumento para el diálogo.

Silvia Rozas, directora de Ecclesia, mostró ejemplos de polarización dentro de la propia Iglesia en redes sociales y propuso formación, contrastar las fuentes de la información y no perder la esperanza para superarla. José Luis Segovia, vicario para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación de Madrid, recalcó que la misión de la Iglesia es la de llevar el diálogo a todos los seres humanos y, por tanto, ser hoy «contracultural». Puso en valor las iniciativas de Iglesia en este sentido, como la justicia restaurativa, la propia Red Fratelli, el Pacto de Convivencia o la Comisión Diocesana por la Comunión Eclesial. «La Iglesia debe ser el lugar donde tengan cabida distintas opciones», concluyó.