Joseph Kurtz: «Defendemos la libertad religiosa de todos»
El presidente del Comité para la Libertad Religiosa de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos hace balance para Alfa y Omega de un año y medio de trumpismo en el país. Este viernes concluye la Semana por la Libertad Religiosa que los obispos convocan desde 2012, y en la que un día se ha dedicado a la libertad para poder ayudar a migrantes y refugiados
¿En qué aspectos ha mejorado la libertad religiosa en Estados Unidos en el último año y medio, desde que Donald Trump es presidente, y en qué aspectos ha empeorado?
En lo positivo, hemos visto un progreso útil en lo relativo a las objeciones al mandato federal que requería que los empleadores cubran en sus seguros sanitarios los anticonceptivos, la esterilización y fármacos y productos que provocan abortos. Varias entidades que impugnaron este mandato en los tribunales, incluyendo las Hermanitas de los Pobres, se han visto liberadas de forma permanente de esta medida injusta. Pero esperamos que los tribunales terminen por ratificar una exención moral y religiosa más amplia que permita a más empleadores con objeciones de conciencia a este mandato solicitar el estar exentos de él y no tener que recurrir a los tribunales en el futuro. También hemos visto más interés de la administración en proteger la libertad religiosa en lo relativo a que nuestras entidades caritativas colaboran con el Gobierno federal para ofrecer unos servicios sociales muy necesarios en todo el país.
Por otro lado, hemos visto cómo el Gobierno federal intentaba restringir la entrada de musulmanes en Estados Unidos por medio de un veto migratorio contra varios países de mayoría musulmana. Los obispos hemos enviado al Tribunal Supremo, en dos ocasiones, cartas de amicus curiae oponiéndonos al veto migratorio por motivos relacionados con la libertad religiosa. Nos esforzamos por defender la libertad religiosa de todos para que todos puedan buscar la verdad sobre Dios.
[El 26 de junio, el Tribunal Supremo dictó sentencia avalando el veto migratorio del presidente Trump. Monseñor Kurtz fue uno de los obispos que firmó un comunicado lamentando esta decisión, N. d. R.]
Ha sido muy bien recibida la sentencia del Tribunal Supremo de hace unas semanas, que daba la razón a un pastelero cristiano, Jack Phillips, que se negó a hacer una tarta para una boda homosexual. ¿Protege totalmente la libertad religiosa de quienes tienen convicciones profundas en contra de la equiparación de las uniones homosexuales al matrimonio?
Se ha celebrado con razón porque el Tribunal decretó que las entidades gubernamentales no pueden mostrar hostilidad contra los creyentes. Las personas con convicciones religiosas profundas deben ser respetadas por el Gobierno; también ellas tienen derechos. Aunque el Supremo no tomó una decisión sobre todas las cuestiones que se le plantearon, nos anima que interprete que los creyentes merecen ser respetados y no difamados por sus creencias.
¿Cómo ve la nueva Oficina de Fe y Oportunidades creada por la Casa Blanca? ¿En qué se diferencia de entidades similares ya existentes en las anteriores administraciones?
A lo largo de las últimas administraciones, la Casa Blanca ha buscado formas de trabajar con los grupos de inspiración religiosa para resolver importantes problemas de nuestra sociedad. Ahora mismo en Estados Unidos, estamos lidiando con una crisis de opioides de proporciones alarmantes. Nos anima especialmente que esta administración haya reconocido en una orden ejecutiva que «las organizaciones de inspiración religiosa y comunitarias tienen una tremenda capacidad para servir a los individuos, las familias y las comunidades por medios diferentes de los del Gobierno y con una capacidad que con frecuencia excede a la del Gobierno». Muchas personas no se dan cuenta del increíble trabajo hacen, así que es útil que la administración aprecie este trabajo e intente buscar formas de asegurar que podemos seguir teniendo libertad para servir a otros que necesitan servicios básicos. Esperamos, por ejemplo, que esta administración pueda encontrar formas de colaborar con grupos de inspiración religiosa para ofrecer servicios muy necesarios para las personas afectadas por la crisis de los opioides.
¿Cómo puede la política exterior de Trump afectar a la libertad religiosa en otros países?
Creo que si la administración muestra su compromiso con la libertad religiosa en el país, puede ser una voz más creíble para promoverla en otras partes del mundo. Como embajador para la libertad religiosa internacional [una figura dentro del Departamento de Estado creada en 1998, bajo Bill Clinton, N. d. R.], Sam Brownback está jugando un papel muy activo intentando dar más relieve a esta cuestión dentro de la administración y en todo el mundo. Para ello ha intentado trabajar en estrecho contacto con las ONG, empezando a tener reuniones casi semanales para escuchar sus preocupaciones.
El Departamento de Estado está organizando los días 25 y 26 de julio un encuentro de ministros único hasta ahora para promover la libertad religiosa, con líderes religiosos y representantes de la sociedad civil de más de 80 países. Brownback viajó a Bangladés para expresar su preocupación sobre el rato a los miles de musulmanes rohinyá que huyeron de Birmania y necesitan urgentemente ayuda humanitaria. También viajó a Turquía, donde el pastor Andrew Brunson lleva encarcelado desde octubre de 2016, acusado de forma fraudulenta de espionaje. Y en junio, visitó Nigeria para investigar las tensiones entre cristianos y musulmanes.
¿La Iglesia tiene algún contacto con esta oficina?
Estoy agradecido por a monseñor Timothy Broglio, presidente del Comité Episcopal de Justicia y Paz Internacional. Este comité tiene buenas relaciones con la Oficina de Libertad Religiosa Internacional del Departamento de Estado y con la Comisión de Libertad Religiosa Internacional para cooperar para defender la libertad religiosa y para compartir lo que la Iglesia católica está haciendo en distintos países en este ámbito y para mitigar el conflicto en general.
¿Cómo puede afectar a la labor de la Iglesia la política de «tolerancia cero» frente a la inmigración?
Desgraciadamente, los Servicios de Migración y Refugiados de la Conferencia Episcopal y las ONG católicas en todo el país han tenido que cerrar varios centros de atención a los refugiados este año, en respuesta al marcado descenso del número de refugiados admitidos en EE. UU. La Conferencia Episcopal se han pronunciado varias veces contra las políticas migratorias de esta administración, desde la separación de familias hasta la denegación de asilo a mujeres supervivientes de la violencia doméstica.
En cuanto a la libertad religiosa, la Conferencia Episcopal también ha vivido desafíos por parte de grupos que intentaban forzar a entidades afiliadas a nosotros a facilitar que las menores no acompañadas abortaran o que obligarían a algunas agencias católicas a entregar a menores migrantes o refugiados en acogida a hogares sin el beneficio de un padre y una madre casados.
¿Temen que con la administración Trump se llegue a criminalizar la ayuda a inmigrantes indocumentados a nivel federal?
El Gobierno ha indicado que si una iglesia alberga a tres personas indocumentadas o menos, su prioridad para las fuerzas del orden es baja. El Gobierno federal tiene una política de lugares sensibles, que incluye que la presencia de los cuerpos de seguridad será limitada en los lugares de culto. Varios estados sí han intentado crear leyes anti-refugio, pero algunas han sido rechazadas por los tribunales, como la de Alabama.
La Iglesia tiene una red de agencias de acogida que hasta ahora trabajaban con menores inmigrantes no acompañados, a los que ayudaban a buscar un hogar. ¿Están recibiendo o van a recibir a niños separados de sus familias?
Puede que veamos un aumento en el número de niños migrantes y refugiados en nuestros programas de acogida. Las entidades de la Iglesia siguen ayudando a los inmigrantes con servicios sociales, y no nos preocupamos por el estatus migratorio de aquellos a quienes servimos.
En su informe durante la reciente Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, mostró su preocupación por el hecho de que las generaciones más jóvenes no entienden el concepto de libertad religiosa y lo consideran una excusa para discriminar. Por eso su comité está elaborando un nuevo plan para llegar a la sociedad. ¿Qué es exactamente lo que pretenden?
Las leyes y las políticas son muy importantes para nuestra labor. Pero, en un nivel básico, tenemos que comunicar lo que significa la libertad religiosa. Una de las formas en las que estamos intentando llegar a las jóvenes generaciones es usar historias y anécdotas para explicar cómo la libertad religiosa afecta a personas concretas y particulares. Un ejemplo sería en el contexto de la adopción y la acogida. Ahora mismo en Estados Unidos hay más de 400.000 niños que necesitan un hogar donde los quieran. Cada uno de ellos tiene una historia, y muchos de ellos reciben ayuda de entidades de inspiración cristiana. Necesitamos contar sus historias para que la gente entienda el maravilloso trabajo que se está haciendo en nuestros servicios de adopción y acogida. Los gobiernos estatales y locales como el ayuntamiento de Filadelfia no deberían obligar a estas entidades a cerrar solo por su ideario religioso.
¿Algún ejemplo más?
La enfermera Cathy DeCarlo, a la que amenazaron con perder su trabajo en un importante hospital de Nueva York si no participaba en un aborto en la semana 22 de gestación. Podemos defender leyes y cláusulas que defiendan la libertad de conciencia de los profesionales sanitarios; pero cuando ves a Cathy contar su desgarradora historia –en la que incluso se vio obligada a contar los trozos del bebé que estaba siendo abortado– no puedes evitar sentirte impelido a hacer algo para asegurar que algo así nunca vuelva a ocurrir. Ese es parte de nuestro objetivo, explicar las cuestiones de libertad religiosa con historias de personas reales que muevan los corazones y las mentes para apreciar el don de la libertad religiosa y asegurar que no se vea amenazado.