José Rico Pavés: «La teología no es para estar todo el día en batallas intraeclesiales» - Alfa y Omega

José Rico Pavés: «La teología no es para estar todo el día en batallas intraeclesiales»

Tras casi nueve años en Getafe como auxiliar, vuelve a su Andalucía natal para convertirse este sábado en el cuarto obispo de Jerez

Fran Otero
José Rico Pavés en la inmediaciones del Seminario de Getafe, en el cerro de los Ángeles. Foto: Fandiño

Usted quería ser médico, como su padre. ¿Cuándo se le cruzó la vocación al sacerdocio?
A los 18 años. Siempre había querido ser médico viendo el ejemplo de mi padre. En mi familia nunca ha faltado la luz de la fe, y ya en Granada estuve implicado en un grupo montañero que había montado el jesuita Francisco Javier Rodríguez Molero. En ese contexto empezó a surgir la vocación. Tardé en comprender que esto implicaba dejar la idea de la medicina. En esa búsqueda, el jesuita me invitó a rezar la novena de la gracia de san Francisco Javier y rezándola el Señor me dio una luz especial. Por primera vez pensé en la posibilidad de ser sacerdote. Al hacerlo, experimentaba una paz y una tranquilidad que no había tenido nunca. Y entré en el seminario de Toledo.

¿Por qué Toledo?
No es que el seminario de Granada estuviera mal, pero en la Facultad de Teología había disensos y, de hecho, a los dos años de entrar en el seminario nombraron a Fernando Sebastián arzobispo coadjutor con la misión de corregir a algunos profesores. No era ambiente para formarse. La teología es para gustarla y para que ilumine el servicio de fe que se nos pide como sacerdotes, no para estar todo el día en batallas intraeclesiales.

De esa diócesis, que pastoreaba el cardenal don Marcelo, y de ese seminario, han salido muchos obispos de hoy.
Al arzobispo de Sevilla, José Ángel Sáiz Meneses, o al obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, los tendré cerca. Este último fue el rector del seminario cuando yo estaba allí. Don Marcelo nos ayudó ensanchar la mirada y a entender que la Iglesia es católica.

Años después llega a la Conferencia Episcopal como secretario de la Comisión para la Doctrina de la Fe. ¿Un trabajo amargo?
El mayor volumen de trabajo de esa comisión se hace en positivo: promoción de la fe y, por tanto, cuidado de colecciones, manuales… También hay un trabajo interno para que los documentos tengan coherencia, y se ayuda en su redacción. La otra parte, en colaboración con los obispos o la Santa Sede, es la corrección y aclaración de algunas obras. Corregir no nos gusta a nadie y menos ser corregido, pero este servicio es necesario para defender la fe de los sencillos. No es cuestión de coartar la libertad de pensamiento, sino de custodiar lo que el Señor nos ha transmitido.

¿Cómo le han cambiado estos años como obispo auxiliar de Getafe?
Ha cambiado la percepción del episcopado, pues no es lo mismo estar fuera que formar parte de él. He comprobado algo que sabemos teóricamente: que no hay tarea ni ministerio en la Iglesia que se desarrolle a modo de francotirador. No se puede ser obispo aisladamente, sino en comunión con los demás obispos. Además, el obispo lo es con sus fieles. Sin el apoyo, la respuesta y la corrección de los fieles no podemos cumplir la tarea que la Iglesia nos encomienda.

¿Le han corregido los fieles?
Me he sentido corregido con los testimonios de vida, con ejemplos de santidad. También he pedido que esas correcciones se hagan en distintas ocasiones. Las he recibido con un tono cordial, pues había un deseo de buscar el bien.

Getafe y Jerez son diócesis jóvenes.
Las dos son jóvenes, pero Jerez tiene unas raíces que Getafe todavía tiene que echar. Ya existía la pretensión, en tiempos de Felipe II, de que fuera sede episcopal. Se ve en el tipo de parroquias, en las cofradías y hermandades…

¿Es importante la piedad popular?
Veo la piedad popular como dique frente a la secularización y lo percibo en Jerez. La transmisión de la fe se realiza de manera espontánea. Creo que, en un tiempo como el nuestro, de pensamiento débil y exaltación de los sentimientos, la piedad popular tiene mucho que aportar, pues nos pone en contacto con el misterio de la belleza de Dios.

Usted ha hecho frente al Yunque.
El fin bueno nunca justifica los medios malos. No necesitamos en la Iglesia grupos que utilizan el secretismo o estrategias contrarias a lo que Cristo nos propone. No necesitamos acudir a la ocultación y justificar el engaño para sacar adelante proyectos apostólicos. El Evangelio no es esto. No necesitamos métodos contrarios al Evangelio para promover el Evangelio. Como decía alguien, a nadie se le ocurriría comprar un tanque para proclamar las bienaventuranzas.

Bio
  • Nació en Granada el 9 de octubre de 1966
  • Fue ordenado sacerdote en Toledo el 11 de octubre de 1992
  • Entre 2001 y 2013 fue director de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal
  • El 6 de julio de 2012 fue nombrado obispo auxiliar de Getafe
  • Este año, el 9 de junio, el Papa lo designó obispo de Jerez