José María Albalad: «Hay una apuesta decidida por la transparencia y el buen gobierno»
El nuevo delegado episcopal de Economía de la archidiócesis de Madrid comparte sus primeros pasos y recuerda la importancia de una gestión «ética y eficiente» en materia económica
¿Economía y pastoral pueden llevarse bien?
Absolutamente. Lejos de dicotomías y enfrentamientos estériles, la economía tiene sentido en la vida de la Iglesia en tanto en cuanto está al servicio de su misión. Este aspecto es crítico y conviene recordarlo con frecuencia para no perder la perspectiva. Aunque, como dice el Evangelio, «el Reino de Dios no es de este mundo», el anuncio, la celebración y la vivencia de la fe requieren de bienes y recursos materiales. Por eso es tan importante seguir incrementando las fuentes de ingresos y abrazar la cultura de la transparencia, en línea con los valores de la doctrina social de la Iglesia.
Su nueva responsabilidad en el Arzobispado de Madrid se suma a la que ya tenía como director de Sostenimiento de la Conferencia Episcopal Española.
A la visión general de la Iglesia española que aporta la CEE se une la realidad concreta de una archidiócesis como la de Madrid. En este sentido, son dos servicios que se complementan mutuamente y que suponen una gran responsabilidad. Como dice el refrán, «si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes». El pasado mes de junio, tras dos años en el Consejo de Administración de Ábside Media [grupo de comunicación al que pertenecen, entre otros medios, COPE y TRECE], trasladé mi voluntad de no continuar como vicepresidente una vez finalizara mi mandato. Desde entonces he seguido en la CEE y había vuelto a mi labor docente en la universidad, algo que me llena especialmente. Pero la providencia actúa y Dios tenía este plan para mí.
¿Cómo afronta esta nueva labor?
La vitalidad de la archidiócesis de Madrid supone una gran motivación. Uno se incorpora a una realidad que late con intensidad en todas sus dimensiones, como reflejan el anuncio, la celebración y la vivencia de la fe en cientos de parroquias y comunidades cristianas. Esa Buena Noticia encarnada en el corazón de Madrid, pero también y sobre todo en los barrios, pueblos y zonas más desfavorecidas, es bálsamo para el alma de muchas personas en una sociedad llena de luces pero sedienta de esperanza. Incorporarme a esta misión supone una gran responsabilidad que discerní en su momento con mi familia y el reto de dar cada día, con la ayuda de Dios, mi mejor versión.
¿Cuáles han sido sus primeras impresiones?
Desde que me presentó el cardenal Cobo al personal de la Curia, en ese momento tan especial que es el rezo del ángelus en el Arzobispado, he sentido una gran acogida. A algunas personas, como al ecónomo diocesano, ya las conocía por mi trabajo en la CEE, por lo que el vínculo se ha estrechado. La disposición del vicario general y del obispo auxiliar Jesús Vidal, así como de las distintas instancias, está facilitando mucho la entrada a una realidad amplia y compleja que no se puede abarcar de forma individual ni en un único día.
¿Y sus prioridades?
En primer lugar, conocer bien la vida de la diócesis y a sus personas. Esto es algo elemental para poder aportar valor. Desde el punto de vista económico y de gestión, hay una apuesta decidida del arzobispo por hacer de la archidiócesis de Madrid una institución referente en materia de transparencia y buen gobierno, con la que me siento plenamente identificado. En los últimos tiempos se ha avanzado mucho, pero queda camino por recorrer. Un eje estratégico de mi trabajo se enmarca en este contexto para seguir desarrollando, como se comunicó en su momento, una gestión ética y eficiente al servicio de la Iglesia y de la sociedad.
Estamos en plena campaña de la renta. ¿Cómo está funcionando Un viaje Por Tantos?
Cuando lanzamos la experiencia, que está centrada en personas alejadas de la vida de la Iglesia, se nos preguntó si la campaña podía tener efectos no deseados y volverse en nuestra contra. Evidentemente, salir a las periferias y abrir las puertas a personas críticas siempre da un sano respeto. Pero dimos este paso convencidos de la necesidad de tender puentes y de mostrarnos como somos. Sin fuegos de artificio y sin el objetivo de fabricar una imagen, con el propósito de que los participantes conformaran libremente su propia visión. Al final, tres de cada cuatro viajeros cambiaron la visión que tenían de la Iglesia y sus testimonios están teniendo una gran visibilidad tanto en medios analógicos como digitales.
¿Le veremos de vuelta en COPE, como apuntan algunas voces?
Estoy al servicio de la Iglesia. Ahora con el foco puesto en la Conferencia Episcopal Española y en la archidiócesis de Madrid, que exigen todos mis esfuerzos.