José Luis López-Linares: «La leyenda negra es una mentira ya superada»
El director de cine madrileño muestra en Hispanoamérica la dimensión cultural de la historia compartida entre americanos y españoles
¿De dónde nació este proyecto?
Ha sido la evolución natural después de rodar España, la primera globalización. Esa película abordaba la leyenda negra que rodea el descubrimiento de América por los españoles. Demostramos que es un prejuicio ridículo y una mentira ya superada, al menos por la mayoría de la gente. Esta nueva entrega es una invitación a descubrir América por parte no solo de los españoles, sino también de los americanos.
La cinta comienza con una frase contundente en labios de un historiador venezolano: «Hemos sido víctimas de un relato». ¿Cuál?
Las víctimas somos todos los hispanoamericanos, tanto los de América como los de España. Ese relato falso es el de un continente que era un paraíso hasta que llegaron Colón, Cortés y Pizarro, quienes lo convirtieron en un infierno de 300 años de esclavitud y opresión que terminó cuando los libertadores de América echaron a los invasores. Eso es mentira, pero es el relato oficial de todas las repúblicas americanas. En España no hay ni siquiera relato, y si lo hay es solo para pedir perdón por algo que no sucedió. Lo triste es que todavía hay gente no se ha enterado de que en el descubrimiento no hubo colonias, hubo reinos, virreinatos y provincias que eran consideradas iguales a las provincias en España. Eso, entre otros elementos.
Uno de esos elementos en los que insiste el filme es el del mestizaje.
Desde el principio, la reina Isabel promovió que españoles y nativos se casaran entre ellos. Eso fue algo único, que otras potencias en cambio persiguieron en sus colonizaciones. La humanidad del descubrimiento es algo insólito en la historia. Ya no éramos ni unos ni otros, sino algo distinto y nuevo. Toda Hispanoamérica es un continente mestizo. África no lo es y Asia tampoco. Y no solo hubo un mestizaje entre españoles y nativos, sino también entre los distintos pueblos de allí.
Llama la atención que esta integración llegara también a la cultura.
El mestizaje fue un hecho no solo biológico, sino también cultural. El barroco fue en realidad el gran arte mestizo. Eso se plasmó en el arte y en la música. Por ejemplo, la primera composición polifónica en América está realizada en quechua, no en español. Desde el principio hubo una integración total. De hecho, las misiones jesuitas en el Alto Amazonas educaron a la gente en la misma cultura que venía de España, sin discriminaciones. Esa población, que vivía como en el Neolítico, en una sola generación estaba tocando música barroca. No hay nada parecido en la historia. Enseguida hubo artesanos locales y pintores indígenas trabajando en primera línea.
¿Cómo encaja en este cuadro la evangelización de América?
Fue un milagro increíble. El momento fundacional de la hispanidad sucedió cuando llegaron los doce misioneros franciscanos a América. Cortés fue a recibirlos y se arrodilló ante ellos. Los americanos vieron a su Alejandro Magno postrado ante unos tipos pobres de solemnidad, vestidos con un saco y un cordón. Eso rompió esquemas. Lo que iba a empezar a partir de entonces fue algo muy serio. Terminaron aquellas religiones basadas en el canibalismo, la violencia y los sacrificios humanos. Cuando llegó el cristianismo, Jesús se convirtió en la única víctima, no tenían que matar ya a sus hijas.
¿Fue una imposición violenta, como asegura la leyenda negra?
Para nada. Las congregaciones religiosas aprendieron las lenguas locales, para hacer fácil y comprensible el mensaje. De ahí nació esa riqueza increíble de las gramáticas y diccionarios en lenguas nativas, algo que no hay en otras partes del mundo. A los americanos les cambió la cosmovisión, pero también incorporaron a su forma de vivir la nueva fe muchas de sus tradiciones y costumbres culturales.
Llama la atención la cantidad de historiadores y expertos americanos a los que da voz en su película.
La gran mayoría son de allí. Hay una nueva generación de investigadores que desea recuperar la verdad de nuestra historia común, personas que hablan claramente de ello sin prejuicios. A algunos los contactamos antes de viajar allá, pero luego nos encontramos en los museos y universidades americanos expertos que comparten esta visión, gente que quiere conocer nuestro pasado.
También hubo excesos en la conquista…
Por supuesto, pero ya se dedican otros a contarlo. No digo que todo fuera maravilloso, porque la conquista la hicieron hombres, no ángeles. Lo excepcional en este caso es que las leyes controlaban el comportamiento de la administración y buscaban la protección de los nativos. Eso no ocurrió en otras conquistas, donde directamente eran exterminados.
A la hora de destacar tres personajes que marcaron la historia del nacimiento de Hispanoamérica, José Luis López-Linares menciona sin dudar a la reina Isabel de Castilla, que «marcó con su humanidad la conquista sin haber conocido siquiera la inmensidad del continente ni lo monumental de la hazaña que impulsó». En segundo lugar, Marina Malinche, indígena que fue esclava de los mayas y luego amante de Hernán Cortés y madre del considerado primer mestizo de América. «Siendo consejera de Cortés facilitó una conquista suave y no sangrienta, y fue el icono de unión de los dos mundos». Por último, la Virgen de Guadalupe fue «artífice de la evangelización de todo el continente», destaca el director de cine. «Desbordó los límites de México y la puedes encontrar en una capilla de un pueblecito de los Andes o en la caja de un limpiabotas de Bogotá».