José Ignacio Munilla: «ETA no solo mató, sino que hirió el alma de muchas generaciones» - Alfa y Omega

José Ignacio Munilla: «ETA no solo mató, sino que hirió el alma de muchas generaciones»

El prelado vasco se convierte este sábado en obispo de Orihuela-Alicante tras más de doce años en San Sebastián, su diócesis natal

Fran Otero
El obispo ha puesto en marcha, a raíz de la pandemia, una televisión diocesana. Foto: Diócesis de San Sebastián.

¿Qué balance hace de su paso por San Sebastián?
Han sido años de profundo cambio generacional. Baste decir que en estos doce años han fallecido 143 sacerdotes diocesanos guipuzcoanos. Sin contar a los religiosos. En un tiempo fuimos misioneros y ahora somos misionados. Entre las alegrías más grandes está la puesta en marcha de muchas iniciativas de evangelización, que han llegado con fuerza en estos últimos años.

Durante este tiempo han pasado muchas cosas a nivel social y eclesial. La renuncia de un Papa y la elección de uno nuevo, el fin de ETA, la pandemia… ¿Qué le ha marcado?
Difícil escoger. Tal vez nos haya marcado muy especialmente la implosión comunicativa provocada por el confinamiento de la COVID-19 que, en nuestro caso, se tradujo en un aumento exponencial de la presencia en redes, además del inicio de una televisión diocesana.

Hace poco confesó en una entrevista que las mayores alegrías habían sido las conversiones de tantas personas. Citaba la de un terrorista de ETA y de una madame.
No pocas de las páginas más hermosas de la vida de la Iglesia acontecen sin que la opinión pública tenga noticia. Y pienso que esto es así, no solo porque nos falte comunicar mejor —cosa que es obvia—, sino también porque la Iglesia debe custodiar la intimidad de las personas en sus encuentros de conversión, como creo que acontece en estos casos concretos a los que te refieres. Insisto en ello: lo mejor de la vida de la Iglesia acontece fuera de los ojos del mundo, por ejemplo, en el sacramento del perdón de los pecados.

La Iglesia ha tenido y tiene un papel en la reconciliación de la sociedad vasca. ¿En qué punto está?
Las ideologías políticas han hecho tanto daño o más que la misma violencia terrorista. ETA no solo mató a cerca de 1.000 personas, sino que hirió gravemente el alma de muchas generaciones. La reconciliación pasa por tomar distancia de esas intoxicaciones ideológicas. Y para ello, estamos llamados a presentar experiencias de encuentro cristiano, que superan por goleada los tímidos pasos dados desde las instituciones públicas.

Hablemos sobre la cuestión de los abusos. ¿Qué está haciendo la Iglesia en este campo? ¿Cree que está justificado que se abra una comisión en el Congreso?
La comisión en el Congreso no nace de una verdadera preocupación por las víctimas, como lo prueba el hecho de que ignoren a la inmensa mayoría de ellas y pretendan centrarse solamente en las referentes a la Iglesia. Es un armamento de distracción masiva, entre tantos otros, puesto al servicio de los réditos electorales. Dicho lo cual, nosotros estamos llamados a hacer exactamente lo contrario, es decir, a preocuparnos por las víctimas, percibiendo en lo acontecido una llamada a la conversión personal y comunitaria.

El Papa lo envía a Orihuela-Alicante. ¿Conocía la diócesis? ¿Qué espera de esta nueva etapa?
No, no había estado nunca en esa parte de Levante y, por ello, he procurado vivir este momento de mi vida desde el acto de confianza y desde la «santa indiferencia» de la que nos habla san Ignacio de Loyola en sus ejercicios espirituales. La verdad es que da una gran libertad ser hijo de obediencia y tener claro que uno no se posee en propiedad, que está llamado a servir allá donde la Iglesia lo pida. Soy consciente de que me subo a un tren en marcha muy potente y voy plenamente abierto a lo que el Espíritu me quiera mostrar.

Dígame una prioridad de la Iglesia.
¡La prioridad es la evangelización! Para ello hay que conjugar dos cosas: fidelidad al mensaje y creatividad. El catecismo de la Iglesia católica es un tesoro en el que encontramos el depósito de la Revelación… ¡No tenemos derecho a deformarlo ni a relativizarlo! Y, por otra parte, tenemos que estrujarnos la cabeza para descubrir cómo dar a conocer a Jesucristo de forma significativa a una cultura que nos resulta muy refractaria. Habrá que conjugar diversas vías: obras de caridad, educación en la belleza, testimonios de santidad, formación para dar razón de nuestra fe, experiencias de encuentro y comunión…

Usted es un obispo muy cercano a los jóvenes. Escribió la famosa carta Manda el porro a la porra. ¿Qué tendrían los jóvenes de hoy que mandar a la porra?
Tendrían que mandar a la porra el aislamiento narcisista, los refugios adictivos compensatorios de la infelicidad, el miedo a arriesgarlo todo para poder descubrir la plenitud por la que suspiran, las ideologías del pensamiento único, las resistencias a dejarse acompañar por los testigos que Dios ponga en el camino de su vida, o la indiferenciación de «quiero» y «me apetece».

Bio

Nació en San Sebastián el 13 de noviembre de 1961. Obtuvo la licenciatura en Teología con la especialización en Espiritualidad en la Facultad de Teología del Norte de España. El 29 de junio de 1986 fue ordenado sacerdote y 20 años después, en 2006, fue nombrado obispo de Palencia. Regresó como prelado a San Sebastián en 2010. El 7 de diciembre de 2021 el Papa le nombró obispo de Orihuela-Alicante.