José Cobo en la Complutense: «La amistad con los diversos se la debo a la facultad»
El arzobispo de Madrid explica que la Pastoral Universitaria no consiste en «abrir una capilla» sino en que los alumnos se evangelicen entre sí
«En la universidad nos dedicamos a investigar, a impartir formación y a transferir el conocimiento para que no quede entre cuatro paredes», ha explicado José María Coello, vicerrector de la Universidad Complutense de Madrid, al presentar el curso de extensión universitaria Una nueva política para un mundo de cambio. Un acto en la Facultad de Odontología en el que el arzobispo de Madrid, José Cobo -quien estudió Derecho también en la Complutense– ha explicado cómo, cuando era universitario, «llegué a la universidad siendo un chico de parroquia y tuve que explicar lo que era». En su experiencia, «discutirlo sanamente en un grupo muy plural te enseña a dialogar y a entender la postura del otro». «La amistad con los diversos se la debo a la facultad», ha sentenciado.
En diálogo con Coello, el cardenal ha sostenido que en la Iglesia, «aunque no lo sabemos todo, sí podemos ayudar a buscar la verdad». «En un mundo con tantos frentes, podemos dar las luces largas, buscar y orientar los grandes horizontes y la presencia de Dios», ha ofrecido, junto a la propuesta de «relativizar lo que es relativo» para centrarse en las cosas realmente valiosas. Y ha asegurado que «podemos afianzar los derechos humanos y dar un punto de anclaje cuando hablamos de la defensa de las personas más vulnerables».
Por su parte, el vicerrector de la Complutense ha elogiado «el destacadísimo papel» que desempeñan los voluntarios vinculados a la Pastoral Universitaria». A lo que el arzobispo de Madrid le ha respondido que «para la Iglesia no hay nada más divino que lo humano», lo que explica el celo de los chicos de fe que se vuelcan en los demás. «La Pastoral Universitaria no es solo abrir una capilla, primero están los alumnos, que son los que evangelizan a otros alumnos», ha señalado Cobo. O los profesores, pues «fue uno el que me pescó», ha bromeado refiriéndose a cómo descubrió su vocación al sacerdocio.
Preguntado por José María Coello por los retos de la sociedad española, el purpurado ha destacado «encontrarnos con las personas» como la primerísima prioridad. Lo que puede traducirse en el servicio público. «Estamos afrontando un gran desprestigio de la clase política y tenemos que afrontarlo», ha emplazado, elogiando «el consenso y lo mucho que costó aprobar la Constitución». Como precauciones a tener en cuenta, ha señalado «la desmoralización y la crispación». «Me preocupa como elementos que tenemos que trabajar, pero me tranquiliza ver pequeñas comunidades en la Iglesia donde lo están afrontando y saber que la levadura está fermentando la masa». «No hace falta ser muchos sino levadura o sal», ha comparado.
A los políticos les ha encargado «ilusionarse y ser capaces de reencantar el mundo e inyectar valores». Ha ofrecido la ayuda de la Iglesia para «centrar el horizonte del mundo en el bien común». Y ha elogiado la «amistad social» de la que el Papa Francisco habla en la encíclica Fratelli tutti, comparando la labor de la Iglesia con la de «un padre que pone la mesa para que los hijos se sienten juntos y hablen entre ellos». Un servicio que también puede ofrecer a los políticos.
Finalmente, ha revelado un «sueño» como arzobispo de Madrid: «tener espacios donde nos podamos reunir los que somos distintos». Algo que sucede en su vida personal porque, aunque tiene compañeros de la Complu que son «ateos muy ateos», guarda una profunda amistad con ellos porque «no nos relacionamos por los cargos y da igual que sea cardenal».