«José Antonio, gracias por tu siembra, lo mejor está por venir» - Alfa y Omega

«José Antonio, gracias por tu siembra, lo mejor está por venir»

Madrid despide a su obispo auxiliar José Antonio Álvarez con una emotiva celebración en la catedral de la Almudena. «A Dios no se le mueren sus hijos», ha recordado el cardenal Cobo, que ha centrado su homilía en la siembra que deja

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
El féretro de José Antonio Álvarez durante la celebración
El féretro de José Antonio Álvarez durante la celebración. Foto: Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo.

Hoy la catedral está triste y sus campanas suenan lentas. Buena parte de la Iglesia en Madrid ha venido a despedirse de José Antonio Álvarez, a quien muchos han llamado siempre Pepe. No solamente el clero madrileño y una treintena de obispos de toda España —incluidos los tres cardenales que tiene Madrid—, sino también muchos fieles, algunos de los cuales le conocían desde su época de seminarista.

«A Dios no se le mueren sus hijos sino que siempre nos abraza», comienza diciendo el cardenal José Cobo nada más comenzar la celebración. «Hoy nos reunimos como hacen las familias en los momentos en que nos necesitamos los unos a los otros», son sus palabras de consuelo.

«Se trata de abrir el corazón y de presentar al señor la vida de José Antonio. Cristo ha resucitado y nos quiere vivos», son sus palabras que nos confirman en la fe de la Iglesia.

La catedral se llenó de fieles y amigos para despedir a su obispo auxiliar.

La catedral, llena de fieles y amigos para despedir a su obispo auxiliar. Foto: Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo.

La Eucaristía sigue revistiendo el féretro del obispo auxiliar de Madrid con las vestimentas de obispo, con el báculo y con el Evangelio que predicó con sus palabras y su vida. La lectura que resuena en la sonoridad de la catedral de la Almudena es la parábola de grano del trigo que cae en tierra y muere para dar fruto.

En su homilía, el cardenal arzobispo propone la imagen de Jesús llamando a un sembrador que todavía quería ver más frutos, porque pensaba que aún no había terminado su tarea. Imposible no pensar en la prematura muerte de José Antonio Álvarez. «Jesús insistió y le dijo: «No temas, lo que sembraste es suficiente y otros lo recogerán. Tu ven y sígueme»», continúa Cobo, haciéndose eco del lema de episcopal de Álvarez.

Lo que Dios quiera

«Lo que Dios quiera, lo que Dios quiera», era una frase que repetía continuamente José Antonio, según recuerda el cardenal en la homilía. De manera entrañable, rememora «su forma de sonreír y hasta de tomar con humor lo que no merecía la pena».

«El sembrador entonces comprendió que su misión no era verlo todo terminado, sino que confiaba en que la vida que había entregado daría fruto en manos de Dios. Y se marchó ligero de equipaje sabiendo que sus campos seguirían floreciendo», explicó el cardenal Cobo.

El arzobispo de Madrid muestra de esta manera que «la verdadera vida no está en lo que vemos, sino en la capacidad de dejarnos transformar por Dios». Lo que le toca a un apóstol es «gastarse por completo y dejarse consumir por su pueblo. En los grandes momentos y en el día a día este ha sido nuestro hermano José Antonio».

A la celebración acudieron numerosos sacerdotes de todo Madrid.
Numerosos sacerdotes de todo Madrid en la celebración. Foto: Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo.

De este modo, «un apóstol no suele dejar grandes logros visibles, sino que lo que deja son semillas: la Palabra predicada, los sacramentos celebrados, las lágrimas compartidas, la fe transmitida y hasta los cafés de la mañana compartidos». Es decir, «el sacrificio cotidiano con el que vivimos la vida de cada día».

«La vida solo se gana cuando se entrega», fue lo que mostró José Antonio durante toda su vida. Por eso, «la muerte no es un final absurdo, sino el momento en que la semilla empieza a germinar en plenitud. Que no temamos gastar la vida en el servicio, ni ser grano que cae en tierra, porque la Pascua de Jesús es más fuerte que toda muerte», afirma el cardenal Cobo, para concluir: «José Antonio gracias por tu siembra. Lo mejor está por venir».