José Ángel Saiz Meneses: «No debemos ser causa de división» - Alfa y Omega

José Ángel Saiz Meneses: «No debemos ser causa de división»

Llega como arzobispo a Sevilla tras casi 17 años en Tarrasa, donde ha sido su primer obispo. Pone en valor a las cofradías, que son, dice, «muro de contención contra la secularización»

Fran Otero
Saiz Meneses con la Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla. Foto: Manuel Coronado

Cuenca, Barcelona, Toledo, Barcelona, Tarrasa y ahora Sevilla. ¿Imaginó alguna vez convertirse en arzobispo?
De ninguna manera. Tenía 8 o 9 años cuando dije a mis padres que quería ser sacerdote y mi idea era ser cura de pueblo o de parroquia de ciudad.

Tras ser ordenado fue capellán soldado en Valladolid. ¿Qué hacía allí?
Cuando estábamos en Toledo, varios seminaristas fuimos pidiendo prórrogas de la mili, incluso hasta después de la ordenación. Aguantamos hasta los 28 años. Fui destinado a León, a un campamento en El Ferral del Bernesga, y luego al hospital militar de Valladolid. Prácticamente hice de capellán. Solo estuve vestido de soldado dos o tres días, porque un teniente me dijo que me vistiese e hiciese de cura. Y así lo hice. Fue una experiencia preciosa.

Ha sido el primer obispo de Tarrasa. ¿Cómo se levanta una diócesis?
La diócesis la creó el Papa san Juan Pablo II en 2004. Luego la hemos ido construyendo entre todos. Ha sido una peregrinación ilusionante, no sin dificultades. Hemos trabajado con sinergias y cuando las capacidades, los talentos y los esfuerzos se suman, la suma se convierte en multiplicación. El Señor ha tenido el detalle de ir dando frutos ya.

¿Es uno de ellos el seminario?
Comenzamos en 2006 y fue una apuesta arriesgada. Había gente que decía que era momento de agrupar, pero se daban las condiciones suficientes y el derecho canónico lo contempla. En estos 17 años hemos ordenado más sacerdotes de los que se han jubilado. Están atendidas todas las parroquias y la edad media del clero está bajando.

¿Hay algún secreto?
Hay dos elementos principales. El primero, la oración. Lo digo muchas veces y con convencimiento: es la fuerza principal de la Iglesia. Por este motivo creamos un grupo de oración por las vocaciones en cada parroquia. El otro pilar es el testimonio de vida de los sacerdotes que trabajan, lo dan todo y son felices. Además, he dedicado mucho tiempo y esfuerzo a cuidar la pastoral infantil y juvenil, la universitaria y la vocacional. No se trata de llenar seminarios o noviciados, sino de ayudar a descubrir la vocación.

El debate sobre los indultos ha devuelto la cuestión del procés a la primera fila política y mediática. ¿Cuál debe ser el papel de la Iglesia?
En la sociedad catalana hay dos grandes bloques y en la familia eclesial también. Lo que debemos hacer los pastores es no situarnos en el nivel del debate político, sino elevarnos a un nivel pastoral. Somos pastores de todos y hemos de procurar mantener el rebaño unido. Luego podremos recomendar la lectura de la doctrina social de la Iglesia, pero no debemos ser causa de división.

¿Qué contacto ha tenido con Sevilla antes del nombramiento?
He tenido tres contactos pastorales. Uno fue cuando era responsable de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal; otro en una reunión del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, del que soy obispo consiliario, y uno más, cuando fui a predicar a la basílica de la Esperanza Macarena. Luego he pasado por allí muchas veces en verano.

Supongo que hay diferencias entre Tarrasa y Sevilla, ¿no?
Tarrasa es la décima diócesis de España en habitantes y coincide en su territorio con una diócesis, la de Egara, que ya existía en el siglo V. La de Sevilla nació en el siglo I, es muy grande y con una historia brillante. Basta citar a santa Justa, santa Rufina, san Leandro, san Isidoro, el beato Marcelo Spínola, san Manuel González, santa Ángela de la Cruz o santa María de la Purísima. Además, la diócesis sevillana tiene 600 hermandades y cofradías, todas potentísimas y con una gran fuerza. El reto es distinto, pero voy con la ilusión y la esperanza de dejarme la vida.

Al hilo de las cofradías, ¿qué le parece que, incluso dentro de la Iglesia, se denoste la piedad popular o se la considere de segunda?
Solo la puede considerar de segunda quien no la conoce. Lejos de esos estereotipos, las hermandades y cofradías han hecho un gran trabajo en la formación, en la vida espiritual y también en la obra social. Son gente seria y realmente un muro de contención contra la secularización. Veo, además, que la transmisión de la fe se da en estas familias. Tenemos mucho que aprender el resto.

Es un gran apasionado de la literatura. Suele incluir citas en sus cartas y creo que sorprendió a unos jóvenes hablando de El Señor de los Anillos.
Con 13 o 14 años me leí toda la mitología griega. Lo de El Señor de los Anillos surgió en una reunión con jóvenes de la diócesis y de otras confesiones. Se quedaron asombrados de que un obispo hablase de eso. También he hablado de La Guerra de las Galaxias en unas colonias de niños y jóvenes de la catedral, o he acompañado a los jóvenes de la pastoral universitaria al cine para ver películas que nos interesaban para reflexionar sobre ellas. Hay que estar atentos a la realidad para evangelizar.

Bio
  • Nació en Sisante (Cuenca) el 2 de agosto de 1956
  • Ingresó en el seminario menor de Nuestra Señora de Montealegre (Barcelona) en 1968
  • Tras estudiar en el seminario mayor de Toledo, fue ordenado sacerdote en la catedral de esta diócesis el 15 de julio de 1984
  • En 1989 regresó a Barcelona, donde desempeñó diversos cargos pastorales: vicario, párroco, responsable de pastoral universitaria…
  • El 30 de octubre de 2001 fue nombrado obispo auxiliar de Barcelona
  • El Papa lo envió a Tarrasa el 15 de junio de 2004
  • El 17 de abril de 2021 recibió el encargo de ser arzobispo de Sevilla