Jesús Vidal: «La formación es un camino integral»
El presidente de la Subcomisión Episcopal de Seminarios explica el plan Formar pastores misioneros
Si alguien conoce bien la Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis, el plan de formación de los sacerdotes aprobado por el Vaticano, y su versión para nuestro país –Formar pastores misioneros–, ese es Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid. Desde el pasado mes de marzo es el presidente de la Subcomisión de Seminarios de la Conferencia Episcopal, pero antes, cuando se fraguaron ambos documentos, fue el rector del Seminario Conciliar de Madrid.
En entrevista con Alfa y Omega, subraya las particularidades del documento español frente a las líneas generales de la Santa Sede: «Recoge el camino hecho por los seminarios en España en los últimos 25 años desde la publicación de la exhortación Pastores dabo vobis de san Juan Pablo II. Esto hace que el documento haya sido enriquecido con la experiencia en nuestros seminarios».
El plan nacional, que está en vigor desde hace apenas un año y no se ha publicado hasta este verano, está siendo estudiado por los equipos de formadores para que junto a los obispos, explica Vidal, «puedan ir tomando las decisiones que cada diócesis vea más adecuadas». Algunas de ellas ya están implementando las novedades.
Vidal recuerda que el aspecto central de este nuevo itinerario es el de definir la formación «como un único camino integral de seguimiento a Jesucristo, desde que se escucha la llamada hasta el final de toda la vida sacerdotal». Y pone de manifiesto dos novedades concretas. La primera tiene que ver con la formación comunitaria, que pasa a ser «transversal» de las cuatro dimensiones –humana, espiritual, intelectual y pastoral–, lo mismo que el impulso misionero. «De esta forma, a las dimensiones se han añadido medios y objetivos para configurar estos dos ejes transversales, de tal manera que la formación de los futuros sacerdotes los prepare para ser hombres de comunión capaces de anunciar el Evangelio en el tiempo actual, en una sociedad posmoderna secularizada y, a la vez, sedienta de Dios».
La otra novedad tiene que ver con la creación del propedéutico como una etapa propia en la que los candidatos viven ya en el entorno del seminario: «Trabajan materias introductorias, teniendo como eje principal de la formación las dimensiones humana y espiritual para disponer al sujeto para las etapas posteriores».
Todo este trabajo ha recibido, además, la felicitación por parte de la Congregación para el Clero de la Santa Sede. Un reconocimiento que, según Vidal, se debe «al gran acuerdo suscitado entre los obispos españoles, pues no contó votos en contra». «Además –concluye–, se ha de destacar la prontitud con la que se ha elaborado este plan. Esto es una muestra de la gran importancia que los obispos españoles damos a la formación de los futuros sacerdotes».