«Jesús fue el modelo de la no violencia»
El Papa quiere conducir a la Iglesia por el camino de la no violencia. Su hombre para lograrlo es Peter Turkson. El cardenal ghanés explica que, entre las posibilidades que podría plantear Francisco, están un Sínodo y una encíclica. Y da detalles sobre la nueva sección de la Curia romana de la que es prefecto, el dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral
La practicaron Mahatma Gandhi y Khan Abdul Ghaffar Khan en la liberación de la India. Martin Luther King Jr. en la lucha por la igualdad racial en Estados Unidos. Leymah Gbowee y miles de mujeres que lograron parar la segunda guerra civil en Liberia. Es la no violencia, un modo peculiar de combatir las injusticias. El Papa quiere conducir seriamente a la Iglesia por ese camino.
«Existen muchas enseñanzas de la Iglesia que son consideradas utópicas, no realistas; nosotros queremos demostrar que esta no es una utopía, es una realidad que puede suceder. Quizás la única solución a todas las manifestaciones de violencia en torno a nosotros reside en esto, el demostrar que este camino otros lo han seguido ya. El motivo es proponer, sacudir la conciencia de la humanidad, dejar en claro que no se necesitan las armas para resolver los problemas», indica a Alfa y Omega el cardenal africano Peter Turkson, prefecto del dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral.
Desde hace tiempo el Pontífice viene reflexionando sobre la no violencia y su aplicación práctica. Poco a poco ha ido dándole vueltas al tema. Pero en las últimas semanas ha expuesto con claridad sus ideas en dos momentos clave. El 15 de diciembre, al recibir las cartas credenciales de nuevos embajadores acreditados ante el Vaticano, Francisco advirtió que la no violencia es el camino para la paz «en el presente y en el futuro». Y dedicó a la no violencia «como un estilo de política» su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz que se celebró este 1 de enero.
Turkson confirma que, para el Papa, no se trata de un asunto pasajero, sino que busca profundizarlo al más alto nivel. Y anticipa que está barajando dos alternativas: proponerlo como un tema para debatir en una futura asamblea del Sínodo de los Obispos y hacerlo objeto de una carta encíclica. «Esta posibilidad existe», precisó. Aunque todavía se tratan de opciones por concretar.
Cultura del encuentro
El cardenal aclara que el objetivo no es promover el pacifismo en sentido moderno. Y alude a que, en Estados Unidos, existe un grupo que ha convertido el pacifismo en una religión. «Con eso no tenemos nada que ver», apunta.
Turkson matiza que la no violencia no es lo mismo que pacifismo y precisa que, para la Iglesia, la mansedumbre es una cualidad cristiana que surge del ejemplo de Jesús, quien exigió al apóstol Pedro envainar su espada cuando los soldados lo fueron a apresar mientras oraba en el monte de los Olivos.
«Para nosotros la estrategia es la cultura del encuentro para buscar la paz. Siendo cristianos, ¿por qué no miramos a nuestro Maestro, Jesús? Él fue el gran modelo de la no violencia. ¿Por qué esto ha sido olvidado? Nosotros somos sus seguidores, ¿por qué no podemos considerar la no violencia cristiana como un camino?», prosigue.
El gran comercio de las armas
El cardenal denuncia que la diplomacia actual muchas veces es utilizada como excusa para justificar la imposición por las armas, y hasta evoca una singular definición del Papa Pablo VI, quien la llamó «fantasía imaginativa». No obstante, constata que la vía diplomática da siempre la posibilidad de dialogar, de hablarle a la persona y apelar a la razón; por eso jamás puede ser ignorada. Al mismo tiempo, asegura que la Iglesia debe intervenir cuando tiene la posibilidad de hablarle a las personas que deciden sobre la suerte de los países y los pueblos.
«Por ejemplo, tenemos que hablar a quienes construyen las armas. Los conflictos en Siria, Nigeria, Yemen… ¿dónde están las fábricas de las armas que se usan en esos países? No existen ahí, las fábricas existen en otros lados. Es el gran comercio de las armas. Mientras rezamos, debemos buscar –mediante la vía diplomática– sensibilizar a los países que producen las armas. Debemos insistir, porque buena parte de estos conflictos son guerras sustitutas, gente de fuera que financia esas guerras».
Concepto de guerra justa
Un tema delicado corresponde al concepto de guerra justa. Turkson adelanta que se debatirá sobre el mismo. «¿Qué quiere decir en la actualidad?», se cuestiona. Y recuerda que su significado original estaba relacionado con el «impedir la guerra», pero actualmente se utiliza «en muchos otros sentidos». De ahí la importancia de profundizarlo.
Reconoce que algunos pensadores proponen repudiar ese concepto de guerra justa, pero advierte que el Catecismo aún incluye algunos pasajes que avalan la legítima defensa y reconocen al Estado el derecho al uso de la fuerza para proteger a los ciudadanos. «[Por eso] no se puede dar por descartado o decir que no existe más», indica. De todas maneras anuncia que pronto la Santa Sede organizará seminarios para escuchar a gente que ha estudiado este tema, recoger diversos puntos de vista, analizarlos y sacar algunas conclusiones.
Todo bajo el rumbo indicado por el Papa, como ilustró Turkson: «Nuestro mundo conoce simplemente la aplicación de la violencia, muchas veces buscando justificarla. Nosotros podemos ofrecer una contribución como cristianos y nuestro maestro Jesús –él no era pacifista–, tenía un modo de reaccionar a la violencia. Lo que proponemos es simplemente eso».
El dicasterio que sirve al desarrollo integral
Desde el primer día de este 2017, el cardenal ghanés ha tomado las riendas de una nueva sección de la Curia romana. Un dicasterio que ha absorbido cuatro antiguos pontificios consejos: Justicia y Paz, Migrantes, Salud y Cor Unum, dedicado a las acciones caritativas del Papa alrededor del mundo. Todo como parte de la reforma impulsada por Francisco.
Turkson aclara que la fusión no representa un «juicio de condena» ni «el señalamiento de un fracaso» en el trabajo realizado antes, sino la integración de los ministerios de la Iglesia encaminados a promover el progreso y el bienestar del hombre. «La nueva estructura no debería ser un conglomerado de oficinas, eso lo descartamos desde un inicio. Se trata de una nueva concepción del servicio de la Iglesia en lo social».
Aunque el 1 de enero debía presentarse el nuevo organigrama, Turkson pidió al Papa una prórroga, ya que los tiempos «estaban muy estrechos». Así obtuvo una licencia hasta la próxima Pascua –en abril–para el inicio de la nueva etapa.
«Estamos trabajando en el organigrama, pero preveo que existirá una oficina de investigación y de estudio porque nosotros, como hasta ahora, debemos preparar los textos. Ya no será solo el mensaje para la Jornada de la Paz; será también el de la Cuaresma, la Jornada de los Enfermos, la de Migrantes… Habrá otra oficina de aplicación en la práctica de los proyectos y otra sección dedicada a las comunicaciones, la publicidad, la relación con el mundo externo para poder compartir el producto de nuestras reflexiones».
El prefecto recuerda que Francisco expresó públicamente su deseo de ocuparse ad tempus –por un tiempo limitado– del área dedicada a los migrantes y refugiados. Confiesa que desconoce hasta cuándo se mantendrá esa situación, pero la califica como una «estrategia muy común» que busca poner el énfasis sobre un aspecto en el cual el Papa está muy interesado.
Finalmente, el cardenal desvela que el Pontífice ya ha comenzado a trabajar sobre ese tema con un «pequeño grupo de asesores», pero se niega a dar mayores detalles. Sugirió que las sorpresas están a la vista. Y esquivando las insistentes preguntas, replicó: «Pronto sabremos más».