Javier Fernández Aguado: «Jesucristo es un modelo insuperable de liderazgo» - Alfa y Omega

Javier Fernández Aguado: «Jesucristo es un modelo insuperable de liderazgo»

«La Iglesia lleva dos milenios gestionando personas y organizaciones, una experiencia de la que muchas empresas deberían aprender», afirma el experto en management Javier Fernández Aguado

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
«El desafío de la Iglesia es ser atractiva sin perder su core business», asegura. Foto: Editorial Kolima

«La Iglesia es la organización que más tiempo ha sobrevivido, 2.000 años, cuando entre todas las que figuran en el IBEX 35 o las que aparecen en las principales revistas financieras, rara es la que supera los 50 años. Eso se explica por su trasfondo espiritual, pero también por sus estilos de gobierno». Lo afirma Javier Fernández Aguado, uno de los mayores expertos en management de nuestro país y autor del libro 2.000 años liderando equipos, en el que detalla los modelos de gestión de múltiples santos y realidades de Iglesia, comenzando por el de su fundador.

Fernández Aguado, director de la Cátedra de Management de la Fundación la Caixa en IE Business School, explica que Jesucristo «es un modelo insuperable de liderazgo, no solo para la Iglesia sino para el mundo en general». De hecho, «multitud de libros de management lo único que hacen es replicar de alguna forma su estilo de gestión: el liderazgo como servicio, la idea de ser más sabios que maestros, el venid y veréis como herramienta de formación… Hay muchos gurús en este campo que hablan de cosas que ya hacía Jesucristo hace siglos, y son muchos los que se inspiran en su figura a la hora de aplicar metodologías de liderazgo, aunque no lo sepan».

En el centro, las personas

A partir de este modelo, a lo largo de los dos últimos milenios «se han ido desarrollando diferentes modos de gobierno de personas y de organizaciones, desde los primeros eremitas hasta Hakuna, pasando por los dominicos o los jesuitas». Cada uno de ellos «puede ser muy diferente de otro en la forma, pero en el fondo hay un contenido esencial: en toda la Iglesia el modo de dirigir se basa en hacer bien el bien, en lograr los resultados que desea la organización al mismo tiempo que la satisfacción de todos los implicados en el proceso».

De este modo, todas las organizaciones de Iglesia, grandes y pequeñas, «prestan por así decirlo servicios para llevar a las personas a la salvación». «La persona es entonces el centro de cada organización. Esto, que parece evidente, es algo que las organizaciones financieras no han descubierto hasta hace 50 años», afirma Fernández Aguado.

Y todo ello pese a los escándalos que repetidamente se han venido sucediendo en el seno de la Iglesia desde sus inicios. «Con el paso del tiempo, muchas personas y organizaciones tienden a perder el norte, se hacen endogámicas o se burocratizan en exceso. Pero también de eso hay que aprender», señala el autor, que dedica en su libro capítulos enteros a las cruzadas, a la Inquisición, a la Reforma luterana, a Marcial Maciel o al sectarismo de algunas asociaciones.

720 lecciones

En el libro abundan las lecciones que han dejado multitud de hombres, mujeres y organizaciones en la historia de la Iglesia, cuyo recorrido puede ser estímulo también para el mundo secular: Benito de Nursia y su necesidad de normativizar la vida común; la audacia de la renovación que lideró Cluny; el cuidado por la selección de candidatos por parte de la Cartuja; la sabiduría de una retirada a tiempo, como la del Papa Celestino V; la intrepidez con los poderosos, como hizo santa Catalina de Siena; la capacidad de reinventarse de los barnabitas; la permanente necesidad de reforma, como sucedió en Trento; el equilibrio entre motivación y control, como el de Pedro Arrupe, o la pasión por emprender, como la de José María Arizmendiarrieta, fundador de Mondragón, y la de Francesc Moragas, impulsor de la Caixa.

En total son 720 enseñanzas que se reparten a lo largo de cada uno de los capítulos, desde «lo urgente es esperar» a «no emplees todo el día tomando decisiones», pasando por «gobierna a largo plazo». «Hay muchas más», atestigua el autor, para quien la Iglesia «tiene una gran multiplicidad de proveedores de sus servicios de salvación. Todos ellos ofrecen fórmulas adecuadas para llegar al cielo, cada uno con su método, y aplican modos de gestión que pueden ser asimilados por cualquier organización, del tipo que sea».

Qué puede aprender la Iglesia

¿Y al revés? ¿Qué podría aprender la Iglesia como conjunto del management civil? Fernández Aguado responde que, en general, en la Iglesia, «a la hora de promocionar a alguien se observan criterios entre los cuales no está la capacidad de gobierno y de dirección de equipos». Este elemento de formación lo descubrieron las organizaciones empresariales hace décadas, «y desde entonces se forma en management a quien asciende», pero en la Iglesia «se han olvidado las orientaciones que en el campo de la dirección de personas dieron en su día Gregorio VII, santo Tomás de Aquino o san Bernardo de Claraval».

Además, la Iglesia no solo necesita formarse en gestión, sino también «aprender a comunicar de forma positiva, porque no consigue hacer llegar a la gente todo el bien que hace».

A lo largo de estos 2.000 años, la Iglesia ha demostrado «un espíritu de resiliencia absolutamente ejemplar, a pesar de que filósofos y políticos, como Voltaire o Napoleón, la han dado por muerta en muchas ocasiones». Y aunque es verdad que «ha sabido reinventarse a lo largo de los siglos» y ahora tiene el reto de «comunicar su mensaje de manera grata y moderna», corre el riesgo de «perder la originalidad de su core business intentando adaptarse a los tiempos hipotecando el contenido nuclear de su mensaje», asegura Fernández Aguado. «Es algo que le está pasando incluso a cardenales. La Iglesia debe mostrarse atractiva ante sus clientes, pero tiene un mensaje de fondo que no puede perder».

2.000 años liderando equipos
Autor:

Javier Fernández Aguado

Editorial:

Kolima

Año de publicación:

2020

Páginas:

637

Precio:

24 €