Itziar Ugarte: «Los laicos estamos llamados a hacernos cargo de la Iglesia para servir mejor al mundo» - Alfa y Omega

Itziar Ugarte: «Los laicos estamos llamados a hacernos cargo de la Iglesia para servir mejor al mundo»

La bilbaína asume la presidencia de la Comunidad de Vida Cristiana por los próximos 5 años. La CVX, presente en España desde hace más de 40 años, acaba de celebrar su asamblea en Málaga en la que se ha renovado el Consejo ejecutivo

Ángeles Conde Mir
Itziar Ugarte, la nueva presidenta de la Comunidad de Vida Cristiana, CVX España. Forma parte de CVX desde 1998. Foto: CVX

¿Con qué ánimo asume la presidencia de la Comunidad de Vida Cristiana?
Tomo el testigo de la comunidad CVX en España con una profunda confianza en todas las personas que forman parte de ella. Recogiendo además el texto elegido como motor de nuestra asamblea, del Evangelio de Juan que dice: «Como el Padre me ha enviado así también os envío yo». Y también como nos animaba nuestro asistente, Seve Lázaro, en la Eucaristía final de la asamblea, es decir, con Cristo puesto en el centro de nuestra barca bogamos mar adentro.

¿Cuáles serán los retos para estos próximos 5 años?
El horizonte de trabajo para estos próximos 5 años está guiado por la escucha de la asamblea que encarnó en 24 recomendaciones el camino de discernimiento a futuro. Las líneas principales se centran en reforzar la fundamentación y los dinamismos apostólicos impulsados en los últimos años, especialmente, en el ámbito de la juventud y la reconciliación; además de continuar con el trabajo en la acogida de personas migradas, jóvenes, familias, propuestas de diálogo cívico y espiritualidad ignaciana para la Iglesia y la sociedad.

Buscamos también consolidar la apuesta por el cuidado de la madre tierra mediante la ecología integral, la promoción de la dignidad y la igualdad entre mujeres y hombres en la Iglesia y la sociedad, y la incorporación de pleno derecho en la Iglesia de personas de la comunidad LGTBI.

En la asamblea en Málaga han decidido emplear a metodología del sínodo sobre la sinodalidad, ¿qué les ha aportado?
Nos ha permitido abrirnos a la escucha del Espíritu que se hace presente en nuestras vidas a través de amplios espacios de oración personal y la conversación espiritual de grupos de vida de 5 o 6 personas y en los plenarios más amplios. Esta metodología de discernimiento comunitario nos ha puesto en disposición de salir de nuestro proprio amor, querer e interés, como nos dice san Ignacio en los Ejercicios espirituales, para abrirnos a la escucha confiada y salvar la proposición del prójimo creciendo en unión de ánimos.

¿Qué «grietas», como indica el comunicado final de la asamblea de la CVX, han podido identificar?
Identificamos las grietas desde la contemplación de un mundo sufriente que nos conmueve. Nos sentimos llamadas a sembrar vida en todas ellas, poniendo en el centro a las víctimas de la exclusión provocadas por el actual modelo socioeconómico y de Iglesia. La apuesta por el amor y los cuidados, que son intrínsecamente humanos, nos abre a la esperanza frente a la desigualdad y la crisis de valores imperante.

Ante un economicismo que pone lo económico como valor supremo, podemos proponer una economía al servicio de las personas que huya del individualismo y de la autosuficiencia. No podemos desconectar la espiritualidad de nuestro compromiso social. Por eso, nos sentimos interpeladas a revisar dónde ponemos nuestro corazón. Estamos llamadas a ser personas que acogen la incertidumbre, cubren las grietas y las habiten comunitariamente.

¿El laicado finalmente llegará a ocupar puestos decisionales de calado en la Iglesia?
Creo que la participación creciente del laicado en las estructuras y las dinámicas eclesiales es un signo de los tiempos. En este proceso sinodal, como pueblo de Dios en camino, estamos llamadas a seguir avanzando en nuestra participación corresponsable como laicado, en la vida y en la misión de la Iglesia, en clave de comunión y sinodalidad.

Estamos llamados a hacernos cargo de la Iglesia, nuestra casa, con esperanza, para servir mejor al mundo. Creo que, como laicado, estamos invitadas a aportar nuestros talentos, nuestra formación y nuestra experiencia, para abrir espacios donde escucharnos, relacionarnos, colaborar y construir colectivamente. Creo que podemos generar condiciones propicias para convertirnos en protagonistas corresponsables para seguir la invitación de Jesús en el lavatorio de los pies y, así, servirnos mutuamente.