Iron Maiden: «El heavy metal y el cristianismo son perfectamente compatibles»
El baterista de la mítica banda de rock reconoce que, al convertirse al cristianismo, tuvo «ciertas dudas» sobre si debía seguir dedicándose a este oficio, pero «la lucha interior no duró mucho. Entendí que lo que Dios quería de mí era que siguiese adelante si era feliz y estaba seguro de mi coherencia». A los padres escépticos por la estética del grupo, Nicko McBrain les pide que «escuchen nuestra música y lean nuestras letras con sus hijos, y que sepan ver el bien que les hace»
Se puede odiar a muerte el heavy metal y, a la vez, amar los clásicos de Iron Maiden. El grupo británico nacido en Leyton en 1975 se ha trascendido a sí mismo de tal manera que se podría decir que son un estado de ánimo. Y es que también es posible no saberse ni una de sus canciones y pasarlo bomba en sus conciertos. Así lo reconoce su baterista «de toda la vida» (aunque no fundador) Nicko McBrain, un tipo que sabe que en este mundo casi todo es posible. Como cantar al Diablo y a la mañana siguiente acudir a misa.
Van a dar el mayor concierto de Iron Maiden en España hasta la fecha. Como futboleros que son, ¿les hace ilusión que sea en el nuevo estadio del Atlético de Madrid?
Muchísima. Al principio nos fastidió un poco que Bruno Mars nos robara el honor de ser los primeros en dar un concierto allí, pero después llegamos a la conclusión de que no teníamos que enfadarnos con él. Primero porque es un artista fenomenal, y segundo, porque si tiene problemas con el sonido nosotros lo sabremos y aprenderemos de sus errores (risas).
¿De verdad les gusta Bruno Mars?
Hace poco fui a un concierto suyo, y fue lo mejor que he visto en años. Me encanta el soul y lo que está consiguiendo con él. Y el show, ¡espectacular! Al menos seremos la primera banda de guitarras que actúe en el estadio, eso es lo que cuenta (risas).
Lleva más de 35 años siguiendo las trepidantes cabalgadas de Steve Harris con sus baquetas. ¿Le sigue siendo fácil mantener el ritmo?
¡Oh sí! Rejuvenezco treinta años cada vez que me siento a la batería con mis compañeros. Le juro que no es un tópico: cada vez que toco con Iron Maiden, lo siento como si fuera la primera vez. Sólo se hace un poco duro cuando estás algo enfermo y no quieres cancelar el concierto. Seguir a una banda tan potente sin estar al cien por cien puede ser comprometido, pero ya son muchos años, así que cuando eso ocurre el público ni se da cuenta. Como te decía, la música de Iron Maiden rejuvenece. Si me preguntara qué cosas quiero cambiar en mi vida, tocar con Iron Maiden no sería una de ellas. Me siento bendecido por pertenecer a este grupo.
Creo que hubo una temporada en la que no tuvo claro si hacía bien tocando en una banda señalada como «satánica», siendo usted muy creyente.
Sí, cuando me convertí al cristianismo tuve ciertas dudas. Pero la lucha interior no duró mucho. Entendí que lo que Dios quería de mí era que siguiese adelante si era feliz y estaba seguro de mi coherencia. El cristianismo y el heavy metal son perfectamente compatibles.
¿Qué le diría a esos padres que se horrorizan al ver un póster de Iron Maiden en la habitación de su hijo o su hija?
Que no sean tan condescendientes, que escuchen nuestra música y lean nuestras letras con sus hijos, y que sepan ver el bien que les hace. No hay nada demoníaco en Iron Maiden. De ser así, yo no estaría en el grupo. Hay que saber distinguir lo que es la ficción. Además, si no usáramos esa estética nuestros fans seguirían viniendo a vernos, de eso estoy seguro. Pero el mundo fantástico en el que los sumergimos les deja con una sonrisa en la cara. ¿Por qué vamos a dejar de hacerlo?
Estamos aburridos de escuchar que el rock ya no interesa a los jóvenes. Pero, ¿y el heavy metal?, ¿es distinto en ese sentido?
Mmm… Esa es una buena pregunta. Creo que cualquier estilo de música se mueve por ciclos. Mire el techno, que arrasaba con todo hace poco tiempo y ahora no puede hacer nada frente al reguetón. No me siento una autoridad en esta materia, pero si se fija, KISS, Judas Priest y otras bandas heavies como la nuestra duramos desde hace cuarenta años o más. ¿Podrán decir eso las estrellas del reguetón? No lo creo.
Nacho Serrano / ABC