«Invertir en integración es invertir en el país» - Alfa y Omega

«Invertir en integración es invertir en el país»

La Secretaría de Estado de Migraciones y el Instituto Universitario de Estudio Sobre Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas acaban de presentar la guía Caminos de convivencia

Fran Otero
Presentación de la guía este jueves en Madrid. Foto: Universidad Pontificia Comillas.

«Invertir en integración es invertir en el país, en la construcción de nuestra sociedad y una comunidad más justa y cohesionada». Este es el motivo de fondo que expone la guía Caminos de convivencia. Claves para una adecuada integración social y convivencia intercultural en contextos locales, presentada este jueves por la Secretaría de Estado de Migraciones y por el Instituto de Estudio sobre Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas, para reclamar un cambio en las políticas de integración en el ámbito local.

Se trata de medidas necesarias que den respuesta a los cinco retos que el texto plantea en la materia y que tienen que ver con la brecha de la desigualdad social y étnica, la diversidad étnica, la integración de los hijos de los migrantes, la participación en la vida local y el relato e imágenes sobre el fenómeno migratorio.

Entre las medidas se encuentran el desarrollo de programas integrales de protección social, liderados por el sector público, pero contando con el tejido asociativo, y que aborden cuestiones como el empleo, la vivienda, la educación, las necesidades básicas o la situación legal. «Los migrantes ocupan las peores posiciones socioeconómicas, conformando, si se quiere, una precariedad por debajo de la precariedad nativa», recoge el trabajo.

Asimismo, reclama políticas de gestión de la diversidad que incluyan el reconocimiento y la visibilización de la diversidad étnica, la formación y el desarrollo de las competencias interculturales, el impulso de encuentros entre grupos diferentes o el desarrollo de campañas contra los bulos. Sobre esta última cuestión, reconoce que en los últimos años, con motivo de la crisis, el prejuicio grupal se ha activado en los barrios populares, donde crece la percepción de que los migrantes son «una amenaza» socioeconómica y comunitaria.

También habría que añadir el diseño de modelos de acogida comunitaria local –el patrocinio comunitario sería un ejemplo–, la inclusión en el sistema educativo de proyectos sobre diversidad y cohesión social, la promoción de la participación política y la elaboración de planes de convivencia coordinados entre actores públicos y privados.

Políticas integrales, no solo para migrantes

En cualquier caso, la guía defiende que estas medidas «deberían de dejar de ser políticas para migrantes» y pasar a convertirse «en una política más generalista cuyos dos ejes centrales sean las medidas de cohesión social y las intervenciones basadas en la gestión intercultural de la sociedad».

Las consecuencias serán nefastas, continúa el documento, si no se toman cartas en el asuntos, pues en un contexto marcado por la precariedad y la desigualdad social y con prejuicios étnicos y xenofobia, «se podrían producir efectos sociales no deseados».

Recoge dos: «La ruptura del tono de sosiego que caracteriza actualmente las relaciones entre ambos grupos de ámbito local, aumentando la hostilidad, la xenofobia y el apoyo a propuestas política que culpan a los migrantes de los problemas estructurales que tenemos. Y el mantenimiento de la actual situación de desigualdad y segmentación, donde los nuevos españoles debido a su origen seguirían concentrados en las peores posiciones socioeconómicas y vitales de nuestro país».