Mike S. Hopkins: «Invertimos poco en mantener la nave Tierra»
El 25 de septiembre de 2013, Jesucristo voló rumbo a la Estación Espacial Internacional a bordo de una nave Soyuz. Lo llevaba en la Eucaristía Mike S. Hopkins (Missouri, 1968). Este coronel de las Fuerzas Aéreas de EE. UU. se prepara ahora para uno de los primeros vuelos espaciales de una empresa privada (Space X), que lo llevará de nuevo a la Estación Espacial
Usted era metodista, pero entró en la Iglesia católica poco antes de su primer vuelo espacial. ¿Sintió que debía hacerlo antes de viajar allá arriba?
En efecto. Mi mujer es católica, íbamos a una iglesia católica y bautizamos a nuestros hijos. Cuando me admitieron como astronauta y me asignaron a una misión, todo nos iba genial. Pero yo sentía que me faltaba algo, y me di cuenta de que tenía que ver con cómo vivía mi relación con Cristo. Tuve la suerte de contar con la ayuda de un sacerdote en nuestra parroquia, la de Santa María Reina en Friendswood (Texas). En esa época yo estaba fuera de casa durante semanas o meses entrenando para la misión. Pero él fue muy servicial y cuando estaba en casa avanzábamos mucho.
Su entrada en la Iglesia influyó en los preparativos de su viaje, ¿no?
Había empezado a recibir la Eucaristía y no quería dejarlo. Es sorprendente cómo Dios va abriendo puertas. El último domingo antes de mi partida, nuestro sacerdote, con permiso del obispo, consagró seis formas partidas en cuatro trozos cada una. Las llevaba en el bolsillo cuando me subí al cohete.
¡Vaya sitio para recibir a Jesús!
Cada domingo me enviaban las lecturas de esa semana, y en mi compartimento leía el rito de la comunión para enfermos y comulgaba. El último domingo antes de volver lo hice en la cúpula, un módulo con ventanas. Cada vez que comulgo es emocionante, pero no hay palabras para describir cómo es recibir el Cuerpo de Cristo con esas vistas.
Eso los domingos. ¿Cómo era el resto de la semana en la Estación Espacial?
Es como una especie de laboratorio donde llevamos a cabo distintas investigaciones. Pueden ser de biología, sobre distintos materiales, o sobre nosotros mismos (ecografías, análisis), para entender mejor cómo la microgravedad afecta al cuerpo. Otra labor muy importante es el mantenimiento de la Estación.
Muchas personas se preguntan por qué gastar en misiones espaciales tanto dinero que podría ayudar a personas y países desfavorecidos. ¿Por qué vale la pena?
Es una pregunta fantástica… y difícil de contestar. La curiosidad por el mundo es parte de nuestra naturaleza, y no creo que debamos prescindir de ella. Además, si queremos sobrevivir como especie, en el futuro será muy útil poder vivir en otros planetas. Y, en último lugar, hay beneficios aquí abajo. Solo un ejemplo: la forma en la que nos hacemos las ecografías nosotros, con un experto guiándonos desde la Tierra y viendo los resultados, es muy práctica para lugares poco accesibles.
En la carrera espacial, se ha pasado del enfrentamiento EE. UU.-URSS a la colaboración. Con la irrupción de empresas privadas que compiten entre sí, la posibilidad de explotar recursos extraterrestres, o el problema de qué hacer con la basura espacial, ¿volverá el conflicto?
No creo. El espacio es la única área en la que las relaciones con nuestros socios internacionales son muy fuertes. Trabajamos muy bien juntos y creo que es un ejemplo de lo que se puede alcanzar cuando cooperamos en vez de competir.
Hace un año, el Papa habló por videoconferencia y luego recibió a la tripulación de la Estación Espacial Internacional. ¿Qué significaron esos dos momentos para sus compañeros?
Una de las cosas que representan es que la ciencia y la fe no tienen por qué estar en conflicto sino que se complementan. Puedes ser científico y tener una fe firme en Dios.
Hablaron de cómo al ver la tierra desde el espacio se comprende la necesidad de que haya paz y de preservar la creación.
Un compañero lo explica estupendamente: allá arriba invertimos bastante tiempo en el mantenimiento de la Estación Espacial porque es lo que nos mantiene con vida. Y cuando miras hacia fuera y ves nuestro planeta con esa capa tan fina de aire que nos mantiene vivos, te das cuenta de lo poco que invertimos en esta nave. Además, mirando desde allá arriba ves que realmente toda la creación es buena, como dice Dios en el Génesis.