Inteligencia y vida buena - Alfa y Omega

Inteligencia y vida buena

José Francisco Serrano Oceja

La vida de Leonardo Polo fue una lección de coherencia, por tanto, de ética y de estética. Las recientes necrológicas de nuestro autor han destacado los perfiles de su pensamiento, la peculiar pedagogía de una filosofía que había sabido conjugar, y aunar, lo clásico con lo moderno, y que había puesto a dialogar fecundamente a Aristóteles con Nietzsche y con Heidegger, entre otros, y sin más aspavientos. Así era Leonardo Polo, para quien cada clase, cada oportunidad de encontrarse con sus alumnos y sus discípulos, suponía un momento de singular creatividad. Si a un maestro también se le conoce por sus discípulos, Leonardo Polo tuvo muchos, y muy diversos. Y en este sentido, por eso de la moda mediática, hay que citar al también recientemente fallecido Eugenio Trías, que escribió interesantes páginas sobre su maestro, don Leonardo, y sobre el sistema de la filosofía del límite, que Trías hizo evolucionar por otros derroteros.

¿En qué medida la obra de Leonardo Polo es accesible al gran público, o es un corpus propio del arcano de los iniciados en las mieles de la filosofía? Es cierto que la obra de este autor es muy amplia y no siempre fácil para quienes no están dedicados a estos menesteres. Pero tenemos aquí la muestra de lo que es también producción filosófica de primera categoría, original, que interpela, inquieta y que da qué hacer y da qué pensar, y que está al alcance de la mano de cualquier lector interesado. Los temas centrales sobre los que versa este libro, que compendia las lecciones de la asignatura de Ética, impartidas el curso 1981-1982 en la Universidad de Navarra, versan sobre las siguientes materias: la contraposición entre dos versiones incompatibles de la ética: la clásica y la moderna; el tema de la voluntad y su peculiar intencionalidad; el ámbito propio de lo ético: lo práctico y su dimensiones; las bases de la ética: los bienes, las normas y, sobre todo, las virtudes; y la ayuda de la inteligencia en el terreno de lo ético.

Para que una verdad sea reconocida, debe ser veraz, es decir, debe mostrarse como una posibilidad digna de crédito a los ojos de los hombres. Una verdad sin veracidad permanece oculta, sin descubrir; y a la inversa, lo que sea considerado posible está ya señalando una dirección al pensamiento y suscita una expectativa de verdad. Por cierto, es la cultura la que instituye para una época determinada la medida de lo plausible, verosímil o razonablemente creíble. Cada etapa cultural produce evidencias subjetivas que configuran el sentido común de ese momento histórico. Veracidad es capacidad de persuasión de lo verdadero para ser aceptado como tal por los hombres. En este contexto, es clave para la misión de la verdad, el pensamiento metafísico, y la teoría del conocimiento, y la veracidad, ética, estética y retórica. Ahí radica la originalidad del pensamiento ético de Leonardo Polo, que hay que aclarar que no fue su especialidad y que, incluso, decía que no le gustaba. Una obra, la que ahora se presenta como inédito editorial, por la que se cuelan algunas interesantes reflexiones sobre nuestro tiempo, nuestra cultura, nuestra sociedad y nuestra historia.

Lecciones de ética
Autor:

Leonardo Polo

Editorial:

EUNSA