Informe sobre Cuba: «Ni libertad política ni derechos sociales»
La principales preocupaciones de la población son las crisis alimentaria y sanitaria, según el Observatorio Cubano de Derechos Humanos
«Ni libertad política ni derechos sociales». Con estas contundentes palabras empezó su intervención el expreso político Alejandro González Raga durante la presentación este lunes, 27 de septiembre, del IV Informe sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, promovido por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), la entidad que dirige.
Para apoyar su argumentación y entrar en materia, González Raga también señaló que Cuba «es un país en el que un tercio de sus habitantes vive a expensas de las remesas», es decir, de los envíos periódicos de dinero procedentes de familiares o amigos exiliados. Este y otros datos han sido obtenidos mediante un extenso trabajo de campo y digital en la isla: 1.141 entrevistas en 39 municipios que forman parte de once de las 16 provincias con las que cuenta Cuba. «Una tercera parte de las entrevistas fue realizada antes y durante las manifestaciones de julio», apuntó Ernesto Ortiz, responsable de Servicios Técnicos y Profesionales del OCDH. El resto procede de una recopilación continua de datos comenzada en octubre de 2019.
Acto seguido tomó la palabra Yaxis Cires Dib, asesor legal de la entidad, que glosó dos de las conclusiones más llamativas del informe, a saber, el lugar central que ocupan la crisis alimentaria (60 % de los entrevistados) y la sanitaria (59 %) como principales preocupaciones de los entrevistados. La crisis alimentaria es la consecuencia lógica de un país económica y socialmente diezmado en el que el casi tres de cada cuatro hogares —el 71 % para ser precisos— vive con menos de 3,8 dólares al día. Se contabiliza como hogar la casa en la que viven tres personas, por lo que cada una de ellas apenas dispondría de 1,28 dólares diarios. A título comparativo, el Banco Mundial sitúa el umbral de la pobreza en 1,9 dólares diarios.
Por otra parte, diversos testimonios recogidos por este semanario en diversos puntos de la isla coinciden en cifrar la espera frecuente para la compra de un pollo o de un litro de leche en tres o cuatro horas. Una de las consecuencias de este abastecimiento insuficiente es una mala alimentación recurrente de los afectados. La cifra escalofriante es que solo 2 % de los entrevistados se siente en condiciones de cubrir sus necesidades alimentarias durante el mes entero.
Política sanitaria
Por lo que respecta a la mala atención sanitaria, la médico cubana Dayli Coro puso énfasis en la mala fe de la dictadura, que se niega a reconocer la situación, agravada por una pandemia que ha dejado en la isla unas estadísticas catastróficas: baste decir que el 79 % de los entrevistados califica la gestión al respecto del Gobierno de «regular y muy mala». Pero no solo, pues sin ir más lejos, las autoridades no admiten que el dengue –un virus transmitido por la picadura de un mosquito infectado– sea una inquietud sanitaria de primer orden, cuando lo padecen constantemente muchos cubanos.
Igual de penoso es el acceso a los medicamentos: ocho de cada diez cubanos no pudieron adquirirlos en las farmacias, ya seas por escasez (un 29 %) mientras que otros (un 24 %) los compró por otra vía, principalmente porque los recibían de sus familiares en el exterior. Y muchos otros, recordó Coro, tuvieron que desplazarse a otra provincia para comprarlos. «La situación sanitaria es muy preocupante para el país, pero debería de serlo para el resto del mundo».