El Informe España 2021, que acaba de presentar la Cátedra José María Martín Patino de la Cultura del Encuentro y en el que han colaborado expertos de la Universidad Pontificia Comillas y de otras universidades, fundaciones y organizaciones con un amplio conocimiento y experiencia profesional y personal en los ámbitos que son objeto de análisis en este informe, constituye una propuesta de pensar la pandemia y desde la pandemia.
En esta ocasión, a diferencia de lo ocurrido en la crisis de 2008, la Unión Europea, a través de la política fiscal, monetaria y financiera, ha contribuido decisivamente a evitar una profunda crisis económica y social en muchos de sus Estados miembros, y, en particular, en nuestro país. Pero la crisis ha vuelto a dejar en evidencia la necesidad de diversificar el sistema productivo español con el fomento de producciones con mayor valor añadido, evitar la concentración de ciertos territorios en sectores sensibles a este tipo de crisis como el turismo y la hostelería, promover la modernización e incremento de tamaño de las pymes, aumentar la inversión en I+D+i y reducir la temporalidad del empleo, así como las brechas de género, capacidad o edad a través de una política educativa y laboral basada en acuerdos entre centros formativos y empresas. Y es fundamental actuar lo antes posible contra el aumento del nivel de pobreza en nuestro país, para lo cual es necesario hacer una profunda reforma en el sistema fiscal español para adaptarlo a las circunstancias poscovid, y que garantice una adecuada distribución de la renta a nivel general.
Uno de los primeros ámbitos afectados por la pandemia fueron los centros educativos. El impacto de la pandemia y del cierre de los centros educativos en el bienestar emocional de los alumnos ha sido menos negativo de lo esperado y muy concentrado en el principio del confinamiento. Además, la reapertura de los centros en el curso 2020-2021, con un indudable éxito tanto desde el punto de vista pedagógico como de control y respuesta a los casos de coronavirus, ha hecho que la valoración tanto de los padres como de los docentes sea mayoritariamente positiva en los ítems analizados, en particular los referidos a la implicación de los docentes y la adaptación a la educación online en el período de confinamiento. No obstante, se aprecian porcentajes relativamente elevados de docentes que afirman que su bienestar emocional ha empeorado, y de padres que reconocen que el estado de ánimo de sus hijos durante la pandemia fue malo o muy malo, así como de aquellos que les hubiese gustado tener más apoyo por parte del centro escolar y más recursos tecnológicos.
Esta crisis ha puesto de manifiesto las debilidades, pero también las fortalezas de nuestro sistema sanitario. Los profesionales sanitarios (enfermeras, médicos, personal auxiliar y de limpieza, conductores de ambulancias, etc.) se han dejado literalmente la vida, la física y sobre todo la emocional y psicológica. Han mostrado su compromiso y vocación, así como su excelente capacitación técnica y profesional. La organización del propio sistema sanitario a nivel nacional y autonómico ha funcionado razonablemente bien. En lo que se refiere a las debilidades y los retos del sistema sanitario que ha desvelado la pandemia, hay que destacar la necesidad de refundar la atención primaria, promover y desarrollar la especialidad de medicina preventiva y salud pública, y una mayor presencia en los servicios de epidemiología de las comunidades autónomas y, sobre todo, impulsar la formación continua, poner fin a la temporalidad de los profesionales sanitarios y su consiguiente precariedad laboral.
Una de las imágenes que perdurarán de estos tiempos duros será la de las denominadas colas del hambre de los primeros meses del confinamiento. Según los datos de Eurostat, Eurofound, Cáritas-FOESSA y Cruz Roja sobre exclusión y desigualdad, la realidad es incontestable y muy preocupante. La pobreza se intensifica: las personas y hogares más pobres, con carencia material severa, ven agravada su situación, mientras que otros que estaban en los umbrales de la pobreza antes de la pandemia pasan a empeorar su situación: hoy once millones de personas se hallan en nuestro país en situación o riesgo de precariedad y exclusión. En el contexto europeo, España se sitúa entre los países que encabezan las mayores cifras de desempleo, de hogares bajo el umbral de la pobreza y de infantilización y feminización de la pobreza.
El Informe España 2021 se completa con dos capítulos dedicados al análisis de dos temas de especial preocupación social y política durante este último año: por un lado, la atención a las personas mayores durante la pandemia y su impacto en el modelo de cuidados de quienes han sufrido más directa e injustamente el zarpazo inmisericorde del virus en forma de muerte, aislamiento y soledad, y, por otro, un análisis de la respuesta del modelo autonómico a la crisis sanitaria causada por la COVID-19, uno de los temas de mayor debate social y político durante este tiempo.
La pandemia puede y debe convertirse en un tiempo axial para comprender el pasado y poder construir el futuro, pero eso exige crear y fortalecer una cultura arraigada del encuentro, de valores y comportamientos asumidos de solidaridad, tolerancia, empatía, igualdad o seguridad y de estructuras sociales que hagan posible una sociedad bien ordenada de mujeres y hombres libres e iguales. Solo así podremos hacer frente con determinación y esperanza a las múltiples incertidumbres y crisis en las que ya estamos inmersos y que no siempre estamos dispuestos ni siquiera a reconocer.