Imanol Uribe: «En esta ocasión los sacerdotes son los buenos de la película» - Alfa y Omega

Imanol Uribe: «En esta ocasión los sacerdotes son los buenos de la película»

En Llegaron de noche, el cineasta Imanol Uribe narra el asesinato de Ignacio Ellacuría, otros cinco jesuitas y dos laicas en El Salvador desde la mirada de la única testigo

María Martínez López
El cineasta orienta a Juana Acosta, que interpreta a Lucía, para una de las escenas de la noche del asesinato de los jesuitas. Foto: Mikel Larrea.

Ha confesado que esta película ha sido como volver a casa.
Sí, parece que estaba predestinado a hacerla. Además de nacer en El Salvador, mis padres tuvieron bastante relación con la colonia española y los jesuitas españoles que había allí, y estudié con ellos tanto en El Salvador como en España. Cuando me enteré de la matanza de la Universidad Centroamericana, en 1989, me golpeó muchísimo.

¿Por qué llevarla al cine más de 30 años después?
Hay cosas que van madurando poco a poco en tu cabeza, y al final una circunstancia lo provoca. En este caso fue leer en 2016 el libro Noviembre, de Jorge Galán. En un principio pensamos en adaptarlo, pero era muy amplio. Ahí descubrí a Lucía Cerna. Y vi que me apetecía contarlo desde ella.

Había muchos enfoques posibles: la guerra civil salvadoreña, la labor de los jesuitas o su propia vivencia interna. ¿Por qué optó por la mirada de esta limpiadora de la universidad, única testigo de los asesinatos?
En estos tiempos de fake news, su tesón por defender la verdad por encima de todo era un tema de importancia como telón de fondo. Es una mujer que entrega su vida y se la juega, con su familia, por defender la verdad. Me parecía un personaje muy atractivo como hilo conductor, en vez de enfocarlo desde un discurso intelectual.

Impacta su candidez: casi parece que, más que luchar por la verdad por convicción, no concibe mentir ni ve el peligro que supone acusar al Ejército. Prepararon el guion con la Lucía real. ¿Es verdaderamente así?
Sí, es lo atractivo de ella. Estuvimos un fin de semana encerrados con ellos en su casa, en California; no pudieron volver a El Salvador. En otra ocasión fue a estar con ella Juana Acosta, que la interpreta. Lucía es una persona muy humilde, pero con una fuerza arrolladora, que ha soportado muchas cosas. Todavía se rompe cada dos por tres al hablar de la historia, es un trauma que le cambió la vida para siempre. Pero fueron muy generosos con nosotros. Tenía adoración por los padres. Todavía ahora, al ver la película, sigue repitiendo que eran maravillosos. Desde su sencillez, se trataban de tú a tú. Tenía mucha confianza sobre todo con el padre Nachito, Ignacio Martín-Baró.

Otra de sus fuentes fue el padre José María Tojeira, que continuó la labor de Ellacuría y los demás jesuitas asesinados en la UCA. ¿Le ha ayudado a comprender cómo vivieron su misión en unos tiempos tan convulsos?
Él era el provincial, 20 años más joven que esa generación de jesuitas filósofos tan potentes. Se veía un poco pardillo. Y luego le tocó el marrón de asumir todo eso. Nos hablaba con mucha admiración de esa época y del trabajo de los mártires. Es muy ejemplificador cómo esta gente lo dejó todo para ayudar al pueblo salvadoreño. Estaban proponiéndose como intermediarios y eso les costó la vida. Desgraciadamente, lo que no habían conseguido en vida lo consiguieron con su muerte. Tuvo tanta repercusión que fue el principio del fin de la guerra.

No son solo ellos. En toda la cinta aparece todo un elenco de sacerdotes bajo una luz muy positiva. ¿No le da miedo que le critiquen por clerical en el circuito de cine comercial?
En esta ocasión son los buenos de la película, qué le vamos a hacer. La realidad fue así. Ese grupo religioso tuvo un comportamiento maravilloso.

Para narrar hechos reales, el desenlace parece de película. Incluso se subraya el elemento religioso durante los asesinatos. ¿Licencia artística?
La realidad supera la ficción; no hemos tenido que inventarnos nada. Ese momento está en el testimonio de algunos de los asesinos. Los únicos cambios que he hecho han sido juntar en el padre Tojeira la acción de varios jesuitas, y la edad de la hija de Lucía y Jorge.

Hace poco participó en la reunión del cardenal Osoro con artistas dentro del proceso del Sínodo. ¿Cómo lo vivió?
Fue una reunión interesante. Me parece bien que se ponga al día y pregunte a la gente. Yo no soy creyente y estoy un poco en el otro lado, pero soy muy respetuoso. Yo hablé para pedirle que afrontaran con firmeza el tema de la pederastia. Fue una reunión muy constructiva.

¿Hay espacio para avanzar en el diálogo entre la Iglesia y el cine?
Debería haberlo. Es cuestión de hablar, y un acto de este tipo me parece atractivo.

¿Podría ser un camino el mirar juntos la realidad, como ha hecho usted con su película?
Yo siempre me he movido en el mundo de la ficción, pero muy cercano a la realidad, y me parece una vía estupenda.

Bio

Hijo de padres guipozcoanos, Imanol Uribe nació en 1950 en El Salvador. En su filmografía destacan Días contados (1994), que le valió una Concha de Oro del Festival de San Sebastián y ocho premios Goya; El rey pasmado (1991), con siete premios Goya, y Bwana (1996), con la Concha de Oro.

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