Iker y Mario ya leen los mismos libros - Alfa y Omega

Iker y Mario ya leen los mismos libros

Barco de Vapor publica varias de sus obras más populares en formato de lectura fácil. Así, los chicos con dificultades para leer pueden disfrutar las mismas historias que sus compañeros

María Martínez López
Mario (izquierda) e Iker (derecha) leen Pirata Plin, pirata Plan. Foto: SM

Iker y Mario son hermanos, tienen 11 y 10 años, y están en el mismo curso en el colegio Federico García Lorca, de Boadilla del Monte (Madrid). En este centro conviven niños con discapacidad como Iker, que tiene síndrome de Down, y otros que no. Los profesores intentan que lo hagan todo juntos, pero hasta ahora tenían un problema: los libros de lectura eran muy complicados para los alumnos a los que les cuesta aprender. Ahora, por primera vez, los dos hermanos pueden leer el mismo libro.

Esther, la madre de Iker y Mario, trabaja en la editorial SM, que tiene una de las mayores colecciones de libros infantiles en España: Barco de Vapor. Al conocer los problemas de Iker, SM decidió publicar en formato de lectura fácil cuatro de sus obras más célebres. Este año, sacarán otras cuatro. «Nuestra misión es que la literatura llegue a todos», explica Iria, responsable de este proyecto.

Lo mismo, pero más fácil

¿Qué es la lectura fácil? Es una forma de adaptar los libros a la gente a la que por distintas causas le cuesta leer: inmigrantes que han llegado hace poco a nuestro país, personas con discapacidad intelectual o visual, con dislexia –confundir letras, números y palabras–, o con autismo: cuando tus sentidos y tu cerebro funcionan de forma diferente y te hacen difícil relacionarte con el mundo.

Las dos versiones del libro. Foto: SM

Para ayudar a estas personas, se traduce el texto a un lenguaje más sencillo con palabras fáciles y frases cortas. «También se usa un tamaño de letra más grande, y las líneas están más separadas», cuenta Iria. Cambian hasta las ilustraciones: «Las separamos en otra página en vez de mezclarlas con el texto, les quitamos las sombras y ponemos colores más vivos y con más contraste», para que se vea mejor.

¡Aprobados!

Cuando tenían preparados cuatro libros así, Iria y sus compañeros quisieron comprobar que los niños con problemas realmente los entendían. Por eso hablaron con el colegio Sagrado Corazón, de Madrid. En este centro, uno de cada diez alumnos tiene discapacidad. «Organizamos un taller con chicos a los que les cuesta la lectura. Hicimos grupos, y trabajamos algunos de esos libros. Luego les hicimos preguntas». Lo explica Isabel, una trabajadora del colegio.

El resultado fue muy bueno. Y no solo porque los libros les gustaran. Los niños participaron en la actividad bastante mejor que cuando leían en clase. «Muchos, en cuanto ven que toca lectura, se asustan porque saben que se les da mal y dejan de prestar atención –cuenta Isabel–. Pero con estos libros, al ver que se enteraban y contestaban bien, estuvieron muy atentos».

Tanto Iria como Isabel están convencidas de que es muy importante que estos chicos se enganchen a la literatura cuanto antes. Y para eso no sirve que usen libros para niños más pequeños. Aunque lean como alguien de menos edad, «sus intereses y experiencias sí crecen con ellos –explica Isabel–. Quieren historias con las que se puedan identificar, sobre chicos de su edad. Con los cuentos infantiles, se aburren».

En el Sagrado Corazón, por ejemplo, alumnos mayores pero con discapacidad han leído, en formato de lectura fácil, grandes obras literarias como Romeo y Julieta, y les han encantado. Pero hasta ahora había muy pocos libros adaptados para niños entre 8 y 14 años. Por eso estos nuevos libros son tan útiles. Como pasa en la clase de Iker, el hecho de que los alumnos que leen peor tengan en lectura fácil el mismo libro que sus compañeros trabajan sin adaptar, hace que «compartan esa experiencia –dice Iria–. Todos disfrutan con las mismas historias, pueden debatir en clase, y aprenden mucho más».